Las urgencias del Miguel Servet amanecieron el jueves saturadas, con decenas de pacientes pendientes de ingreso en planta y esperas de hasta cinco horas para las dolencias menos graves, según confirmaron a 20 minutos fuentes sanitarias del propio hospital y usuarios afectados.

Las tres salas de observación habilitadas en el nuevo servicio de urgencias, que se estrenó hace algo más de un año, se quedaron pequeñas y se hizo necesario cruzar camas para dar cabida a todos los pacientes. Su capacidad máxima se limita a algo más de 60 enfermos y ayer llegaron a juntarse más de 80.

Además, fue necesario instalar en otra sala a una veintena de pacientes que estaban pendientes de ingreso y no podían subir a planta porque no había camas libres.

Pocas altas hospitalarias

Según explican los propios médicos, el problema no se encuentra tanto en la epidemia de gripe, que es más leve que otros años, sino en la falta de previsión del hospital. Durante los puentes de Nochebuena y Nochevieja se han dado muchas menos altas hospitalarias de lo habitual y eso ha restado capacidad al centro, aseguran.

La principal consecuencia para los pacientes es un descenso en la calidad asistencial. Muchos pacientes que llegaron a urgencias con dolencias menos graves tuvieron que esperar entre 3 y 5 horas hasta que les atendieron.

Lo habitual es que haya una enfermera por cada siete pacientes, pero estos días trabaja cada una para una decena de enfermos. «Aunque no nos quejemos, la calidad asistencia no puede ser la misma y se resiente», explican responsables del sindicato Satse.

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