La jueza que lleva, en Valladolid, el divorcio de Ana María le ha impuesto un embargo de su sueldo tan alto que ha tenido que renunciar a su hijo «provisionalmente», como ella recalca, y dejarle con el padre.

Lo normal, según su abogada, es que a nadie le pueden embargar más dinero del que necesita para vivir. Por eso, el límite se fija en el salario mínimo interprofesional.

Al principio, en el caso de Ana María, así era y aunque  le correspondía pagar 531 euros de la mitad de la hipoteca, los primeros meses después del divorcio sólo le quitaban de la nómina 142 €.

Sin embargo, todo cambió en noviembre cuando la jueza decidió elevar los embargos hasta los 531 euros, más 50 en concepto de atrasos, al considerar el pago de hipoteca como parte de una pensión alimenticia.

Ahogada por el pago de deudas, Ana María decidió dejar al niño, de año y medio, con su padre, pero no ha renunciado a la custodia legal. Sin embargo, lleva sin verle desde noviembre. «Mi ex marido no me deja. Cada día pone una excusa», explica.

Pero la sorpresa mayúscula llegó hace diez días con un auto en el que la jueza daba la custodia al padre sin ni siquiera fijar un régimen de visitas para Ana María, y le obliga a pagar 250 euros de pensión para el niño. En total sólo la quedan 50 euros para vivir de su nómina.

«Para tomar esta decisión no nos ha dejado ni hablar», explica su abogada, Ángela de Miguel.

Su historia

Ana María. «No quiero que a mi hijo le falte nada»

«Mi ex marido me dejó sin nada. Se llevó los ahorros, el coche, la moto... Y ahora, el niño. Yo lo único que quiero es vender la casa, pagar todas las deudas y recuperar a mi hijo. He tenido que buscarme otro trabajo por las tardes para hacer frente a los pagos. No entiendo cómo hay jueces que a obligan a niños a ver su padre, aunque sea un maltratador, y a mí no. ¿Qué he hecho yo? Y ni siquiera escucha nuestros argumentos».