Unas 3.000 personas despidieron el año el mediodía del lunes en la localidad pontevedresa de Vilagarcía de Arousa, con doce horas de adelanto, en una iniciativa implantada en la villa en 1998.

Los asistentes a esta fiesta anticipada se congregaron por primera vez desde que se instauró esta tradición en la Plaza de Ravella, ante la casa consistorial, y siguieron las campanadas del reloj del Ayuntamiento, instalado en 1890 y fabricado veinte años antes en Londres.

Desde las once de la mañana la localidad fue animada por los acordes de una Big Band y los participantes en este prematuro fin de año dieron cuenta de más de 300 kilos de productos navideños, incluido el tradicional turrón, cava y sidra, y disfrutaron con una sesión de fuegos artificiales.

Los organizadores instalaron tres paneles en la zona para que los vilagarcianos escribieran en ellos sus deseos para 2008.