No pudieron entrar en las dependencias del consistorio y decidieron quedarse a las puertas del inmueble con sus gritos de desacuerdo. La sala de juntas del Concello se blindó ayer por la mañana para evitar que el menor disturbio perjudicase el debate del Plan Xeral. Y es que el Gobierno temía que los abucheos de los vecinos impidiesen celebrar las tres reuniones previstas para la mañana de ayer. Más allá de la lonja de la Praza do Rei sólo podían pasar quienes estuvieran autorizados y los colectivos vecinales en contra del texto no eran bien recibidos. De manera que se quedaron toda la mañana en la lonja protestando por el documento ante el estrecho control policial.Los colectivos vecinales, que llevan tanto tiempo manifestándose como años lleva el plan desde su primera redacción, lamentan ahora que se les hayan negado diversas citas con los responsables municipales. Protestan, además, porque temen que al aumentar las viviendas protegidas, los terrenos del rural valgan menos.