Antes de que finalice ese año, las cerca de 1.300 boticas de la comunidad estarán en condiciones de disponer de la información médica del paciente, evitando así falsificaciones en las recetas y los esfuerzos por «descifrar» la letra de los médicos; algo que nunca habían ofertado.
Convivencia con el papel
La entrada en vigor de este sistema no implica la muerte total de la receta clásica. Los farmacéuticos pretenden que a finales del mes de marzo ya esté implantado en forma de programa piloto en «dos o tres ayuntamientos», pero al principio podrá convivir con el formato tradicional de receta.
Aunque todo pasa por acercar a varios municipios a la banda ancha. Según cálculos de los boticarios, más de cien farmacias están en municipios incomunicados por banda ancha, en gran medida por la orografía gallega.
Más de un millón
A esta adaptación a las nuevas tecnologías ayudará una inversión de los cuatro colegios provinciales cercana a al millón y medio de euros anuales. Con esta partida (el acuerdo con R es por 3 años) Galicia desarrollará un sistema que ya se utiliza en otras comunidades autónomas, como Andalucía.
Ventajas en tratamientos crónicos
El nuevo sistema beneficiará, sobre todo, a los pacientes que se encuentren en mitad de tratamientos crónicos. La red permitirá a los boticarios contar con una ficha en la que figuren las veces que se le han suministrado medicamentos al cliente y sus dosis. Y todo ello de manera segura (los datos están cifrados) y muy simple (basta con un click de ratón). Hasta entonces, a falta de tecnología, los gallegos pueden conformarse con remedios tradicionales: las boticas ofrecen desde ayer información sobre plantas medicinales contra el resfriado.
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