Los bares de copas cumplen medio siglo de existencia en Cantabria

  • Fue la provincia pionera de este fenómeno en España.
  • Un libro relata la historia de los 57 bares más representativos.
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En la época franquista solían poner problemas para abrir este tipo de locales. (Foto: Archivo)
En la época franquista solían poner problemas para abrir este tipo de locales. (Foto: Archivo)
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En la época franquista solían poner problemas para abrir este tipo de locales. (Foto: Archivo)

Los bares de copas, hoy presentes prácticamente en cualquier ciudad, cumplirán en 2008 medio siglo de existencia en Cantabria, una región que fue pionera de este fenómeno en España gracias a la influencia que tuvieron en sus costumbres los turistas franceses y los estudiantes extranjeros de la Universidad.

Para celebrar la efeméride, la Asociación de Empresarios de Hostelería de Cantabria ha publicado un libro que relata la pequeña historia de los 57 bares de copas más representativos, longevos o emblemáticos de la región y las curiosidades de cómo se introdujo entre los españoles de los años sesenta el hábito de salir de noche a tomar una copa con los amigos mientras escuchaban música.

La noche en Cantabria

Precisamente con ese lema, aunque en inglés, Music while you drink, se anunciaba en sus inicios el decano de los tomacopas de Cantabria, el Drink Club de Santander, un local fundado por el hostelero Ramón Calderón en 1959 en el popular Río de la Pila que ha seguido atendiendo a sus clientes de forma ininterrumpida hasta la actualidad, aunque ha cambiado varias veces de manos.

El Drink es el más viejo de los supervivientes del negocio, pero no fue el primero. Se le adelantó un año el Whisky del Tiro Pichón -ya desaparecido-, abierto por Juan Pedro Bourgón, responsable también de algunos de los primeros pubs de Madrid.

El periodista Íñigo Fernández y el hostelero Francisco García Mancebo, uno de los pioneros del negocio, relatan en La noche en Cantabria: Cinco décadas de marcha y tomacopas la aventura de abrir un bar en aquellos tiempos, en los que había que lidiar con las autoridades del franquismo y, para estar a la última en música, había que viajar a Londres o París a comprar singles que no llegarían a España o, si lo hacían, era al cabo de unos años.

Durante la presentación del libro, García Mancebo ha relatado su experiencia con la apertura del Club A Gogó de Torrelavega, en funcionamiento desde 1961, y la acogida que tuvo su negocio.

"Me llamó el alcalde a su despacho y me dijo: 'Le doy permiso porque me presionan del Gobierno civil, pero a la primer oportunidad que vea para cerrarle, lo hago. Va usted a alterar la moral local'", ha narrado este hostelero, orgulloso de que, pasados 46 años, ni el A Gogó ha cerrado, ni ha degenerado a sus clientes.

García Mancebo también ha explicado la importancia que tenía la música en el carácter que se imprimía al bar y cómo conseguían los pioneros del negocio los últimos discos, en tiempos en los que apenas había tiendas especializadas ni tampoco se podía recurrir a internet: viajando o apoyándose en amigos en el extranjero.

"Los bares de copas los abríamos gente muy joven, un poco inconsciente", confiesa, antes de recordar lo que ha cambiado la marcha nocturna desde aquellos tiempos hasta la actualidad. El coautor del libro, Íñigo Fernández, ha incidido en la presentación en el carácter pionero que tuvieron los tomacopas cántabros. Laredo y Santander fueron sus puntos de partida. CONSULTA AQUÍ MÁS

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