El AVE cambiará el modo de viajar a Madrid, dejará más ingresos, atraerá más empresas... Pero no sólo eso. Transformará la fisonomía de la capital, en especial de la zona oeste, al quedar soterradas las vías del tren, una cicatriz que desde hace 142 años (1865) parte la ciudad en dos.

Cuando faltan seis días para su llegada, el Ayuntamiento ha comenzado a impulsar la ejecución de un ancho bulevar con tráfico aprovechando el espacio que dejan las

vías. Se llamará Avenida del Ferrocarril e irá al norte de la avenida de Europa, entre el cruce con la autovía A-7 (Cortijo de Torres) y hasta la estación por la calle Eguiluz.

Será el acceso más corto y directo a Málaga desde la Costa del Sol. Se complementará con el eje litoral, ante la falta de alternativas: la avenida de Andalucía está casi saturada y Velázquez, eje histórico a Carretera de Cádiz, quedará en buena parte semipeatonal. Así es como justifica Urbanismo la necesidad de disponer de esta entrada en el concurso para redactar en ocho meses el proyecto de la vía. Sin contratiempos, las obras arrancarían en 2009.

Un bulevar ‘verde’ y peatonal

La avenida tendrá 1,7 km y consta de dos tramos. El primero, de la A-7 a Juan XXIII, con 55 m de ancho: dos calzadas centrales y dos carriles y otro para bus y bicis; vías de servicio, un parque al norte, jardines y amplias aceras a ambos lados. El segundo, a la estación y más estrecho, da sólo cabida a los dos carriles de tráfico.