Tabarnia, desmemoria del carlismo

La propuesta de secesión de las comarcas de Barcelona y Tarragona donde han ganado las fuerzas constitucionalistas.
La propuesta de secesión de las comarcas de Barcelona y Tarragona donde han ganado las fuerzas constitucionalistas.
AGENCIA ATLAS
La propuesta de secesión de las comarcas de Barcelona y Tarragona donde han ganado las fuerzas constitucionalistas.

La memoria histórica, más politizada y manejable que la historia académica, es débil. También en Cataluña. Por eso ha olvidado el Terç de Requetés de la Mare de Deu de Montserrat, un batallón de infantería de choque que luchó con Franco contra la República. Lo formaban aguerridos voluntarios carlistas. Se daban las órdenes en catalán. En los frentes aragoneses sufrió un 80 por ciento de bajas y estuvo entre las unidades más premiadas por méritos de guerra. La anécdota de este tercio ilustra cómo la pujanza del carlismo catalán no se había extinguido en la primera mitad del siglo XX. Que esté Carles o haya sido borrado de las mentes no implica que no existiera.

Quien sepa un poco de historia contemporánea de España habrá reparado en el parecido básico del mapa electoral catalán del siglo XIX con el actual, sobre todo en un rasgo principal: el voto integrista y cerrado del carlismo tiene su heredero territorial en el voto independentista; el reverso también es cierto: el electorado liberal catalán de antaño vivía, básicamente, en las comarcas catalanas que hoy votan por la Constitución y ven a Cataluña como una parte básica de España.

El extinto mosén Benet Tristany evoca extrañamente al joven y exaltado obispo Novell de hoy; y las emocionadas predicaciones de Carme Forcadell tienen su precedente en las de Sardá y Salvany. El lema "Dios, Patria, Fueros, Rey" se ha actualizado por compresión, sencillamente. Pero los curas trabucaires tienen hoy sucesores en los obispados que exigen desde el púlpito el dret à decidir y en los 300 presbíteros que firman proclamas en pro del ‘soberanismo’. La fiebre es la misma. La historia nunca se repite, ni siquiera en forma de farsa. Quien sí se parece siempre a sí mismo es el ser humano, cuyas sociedades no evolucionan tan aprisa como parece.

Que unos catalanes bienhumorados y sagaces hayan reparado en la fuerte diferenciación electoral que escinde a Cataluña y propongan fundar el neopaís español Tabarnia (Tarragona y Barcelona, con sus litorales) no asombrará tanto a quien se anime a echar la vista atrás y comparar lo que sucedía hace siglo y medio con lo que ocurre hoy. Tabarnia es un nombre nuevo, con voluntario aspecto de sarcasmo, para un fenómeno antiguo: el de la persistente oposición, en Cataluña como en otras partes de la compleja España, entre mentalidades integristas y aperturistas. España es así: una Cataluña en tamaño más grande. Y a la inversa.

En el mapa

Como en el siglo XIX, la faja litoral catalana vota las posturas menos integristas. Hoy incluye ya a las cinco ciudades más pobladas: Barcelona, L'Hospitalet, Tarrasa, Badalona y Sabadell.

La región de Tabarnia.
La región de Tabarnia.
Mostrar comentarios

Códigos Descuento