Cuando un padre o una madre dan un cachete a su hijo seguramente no piensen que los artículos 268 y 154 del Código Civil les amparan para "corregir razonable y moderadamente" a sus retoños. Y así seguirá siendo por el momento, después de que el Senado aceptara la Ley de Adopción Internacional pero enmendara, con los votos de CiU, PNV, Coalición Canaria y PP el artículo estrella que pretendía modificar dichos artículos. La ley tendrá que volver al Congreso por culpa del 'bofetón'.

La intención del Gobierno con esta enmienda es clara: seguir las directrices de la ONU y la Convención sobre los Derechos del Niño del 20 de noviembre de 1989, que desterraban la bofetada como método educativo. Una actitud que no parece coincidir con la opinión de muchos españoles. Según la última encuesta sobre el tema del Centro de Investigación Sociológicas (CIS), recogida por el diario El País, el 56% de la población está de acuerdo con que "a veces es imprescindible pegar a un hijo para educarlo".

Con la polémica, detractores y partidarios de esta reforma han conseguido expertos que apoyen y razonen ambas posturas. Sin embargo, todos coinciden en dos cosas: no se puede educar a bofetones a los hijos pero están, en distintos grados, a favor de un cachete ocasional.

Magdalena Gayà, psicóloga y psicoterapeuta consultada por El Periódico de Catalunya, es partidaria de que los padres "pongan límites ante una situación que se ha desbordado o está fuera de control, aunque sea dando un cachete". El profesor y escritor David Rabadà también confirmaba "que un cachete paterno en un momento determinado puede ser útil" y argumenta que "se ha ido de un extremo a otro".

En un camino similar, el filósofo Fernando Savater afirmaba en el diario El País: "La idea de que cualquier bofetón es un delito me parece un disparate. Es no entender la relación entre los padres y los hijos".

Otros expertos consultados por ese periódico, como la coordinadora de programas de Violencia e Infancia de Save the Children, Liliana Orjuela López, están de acuerdo con que las leyes prohiban el castigo físico y señala que "el cachete se produce cuando los padres no encuentran otras alternativas".

Un último dato sacado del estudio 'El Maltrato Infantil en España', que recoge El País, 30.000 menores reciben algún tipo de maltrato físico cada año en España. En uno de cada cuatro casos se trata de golpes, cachetes o bofetadas.