Llaman la atención su elevada estatura y sus espectaculares rasgos tan marcados: Profundos ojos claros que contrastan con su perfecta tez pálida, cabello castaño y labios gruesos. Elegancia discreta y movimientos delicados, parecidos a los de una gacela. Nieves Álvarez no pasaría desapercibida ni aunque quisiera.

A primera vista, parece fría y distante. Recuerda a esa bruja mala, pero de gran belleza, que habita en los cuentos y disfruta hechizando a los niños que encuentra. El prejuicio inicial se derrumba en las distancias cortas cuando la musa de Yves Saint Laurent y embajadora de Sesderma mantiene una grata charla sin pretensiones. No hay un ápice de divismo ni artificios; una mujer exquisita con los pies en la tierra, una profesional disciplinada.

Sin buscarlo nos eclipsa durante una sesión de fotos que inmortaliza Rafa Gallar y con estilismo de Paco Rus. El marco, incomparable: un palacete de los años 20, que ahora ocupa el Casino Gran Vía del Grupo Comar.

Confieso que he llegado al ‘shooting’ pensando que me iba a encontrar con una diva que pondría mil problemas.Me ha sorprendido gratamente.

¡Qué va! Para mí, trabajar es un privilegio y poner trabas e ir de diva no te lleva a ninguna parte. Cuando las cosas se hacen con naturalidad y de manera positiva, todo el equipo trabaja mejor. Pero como todo en la vida. Esa es mi filosofía.

Mi sobrina, de 10 años, ha visto la foto que he subido con usted a mi cuenta Instagram y me pregunta que qué hago tumbada en el suelo con la presentadora de 'Flash Moda' (La 1, de TVE).

¡Me encanta! Una parte de mi trabajo que me gusta mucho ahora es que hay niñas que no me conocen como modelo, sino como la presentadora de Flash moda o ‘la princesa de la tele’ por los vestidos que llevo. Para mí es un orgullo que mi trabajo se vea y encima entre públicos de distintas edades.

¿Sigue alguna rutina de belleza?

Por las mañanas, al levantarme me aplico varios productos de Sesderma: el sérum liposomado de Reti Age, una hidratante (Factor G Renew) y el contorno de ojos Sesgen 32. En el día a día, voy muy poco maquillada: Me gusta jugar más cuando voy a fiestas. Tengo una piel muy sensible y me la cuido bastante porque además es mi carta de presentación. No creo en el Photoshop y esas cosas (risas).

Ya le habrán preguntado si ha pactado con el diablo.

Más de una vez (risas). He nacido con la fortuna de tener una buena genética y que me cuido. No me obsesiono, pero sí que soy constante. Siempre digo que la constancia es el secreto de la belleza.

¿En qué consiste la genocosmética?

Retrasa el envejecimiento y produce el colágeno de la piel. Confío en la genocosmética de Sesderma porque son productos formulados para actuar sobre el ADN de nuestra piel, y eso es lo más eficaz para conseguir resultados visibles. Perfectas para todo tipo de pieles, especialmente las sensibles, y gracias al retinol las arrugas se atenúan.

Que la consideren una de las mujeres con más estilo de España la obligará a no poder descuidar el ‘outfit’ ni para tirar la basura.

Soy muy sencilla y cuando voy a trabajar al taller de día llevo mis jeans y una camiseta. No pretendo ir a buscar a mis hijos al colegio con unos tacones. Cuando tengo cenas o eventos, sí que me arreglo, pero no por llamar la atención, sino porque me gusta la moda. A veces, sí echo en falta poderme ‘vestir’ más por el placer de jugar con la moda como se hace en Milán, París, Nueva York…

Envidias sí que despierta. Por Tuiter se dijo en broma que no nos votaron en 'Eurovisión' por lo impresionante que estaba con el vestido rojo de Ana Locking.

Aquello fue un momentazo. Me sentí muy orgullosa de poder representar a España.., aunque fueran cinco segundos. Pero son cinco segundos en los que te ve todo el mundo porque Eurovisión es un escaparate, así que intenté representar esa imagen de 'marca españa'.

Audrey Hepburn, Coco Chanel, Marlene Dietrich… han servido de inspiración durante años para vestir a otras mujeres. ¿Ha tenido algún referente?

La tengo más cerca y hablo con ella a diario: mi madre. Por supuesto que hay personajes a los que admiro como Naty Abascal o Cate Blanchet, que arriesga y es sofisticada. Mujeres que me encantan también por su sencillez.

Precisamente, Blanchet recuerda a esa mujer Yves Saint Laurent.

Tiene esa fuerza, sensualidad y un espíritu moderno y masculino que equivalía a Yves Saint Laurent.

A usted, Yves Saint Laurent le cambió la vida.

Me lo enseñó todo. He aprendido mucho de su mano y es una de las cosas más bonitas que he tenido a lo largo de mi carrera.

¿Fue complicado trabajar con él durante doce años?

No, fue un regalo. Los grandes son grandes por algo y él representaba a un tipo de mujer que era la que quería ver delante suyo. Antes de pasar delante de él, te maquillaban y peinaban. Yo estaba allí trabajando y es normal que hubiese que cumplir las exigencias que tenía él.

Se tiende a pensar que el trabajo de una modelo no es duro.

Se ve como algo frívolo. Para mí, no deja de ser un trabajo como otro cualquiera en el que tienes que cumplir una serie de requisitos. Evidentemente, hay trabajos más difíciles, sacrificados y duros. ¿Soy una privilegiada? Sí, pero también hay que valer para esta profesión. Por eso, muchas se quedan por el camino, no todo el mundo aguanta el ritmo.

Voy a hacerle una pregunta que estoy casi segura que jamás se la harían a un hombre: ¿le preocupa envejecer?

No, si no me envejezco, malo. Quiere decir que ya no estoy en este mundo. Me inquieta saber lo que haré en el futuro, poder seguir trabajando de la manera en que lo hago. La madurez y la experiencia que tengo ahora no la tenía con 19 años.

Sí, pero cuando una mujer pasa una edad ya no se la quiere. O eso parece.

¿Que la sociedad nos exige mucho? Sí, pero también nosotras nos autoexigimos. Es verdad que se escucha eso de que ‘un hombre de 50 años con canas es interesante’ y, ¿una mujer de esa edad? ‘uy, qué mayor’. Hay que cambiar esos tópicos que la sociedad tiene y que son absurdos.

Desde que se separó, ¿qué es lo más surrealista que ha visto publicado?

Pufff… no me dan los dedos de una mano (risas). Al principio, te molesta, pero luego te resbala. De lo que ves en un titular a lo que luego hay escrito dentro, cambia mucho. Me molesta la mentira, la necesidad de crear cosas para vender. Un amigo me dijo una vez que no dejase que la prensa condicionase mi vida y me lo he tomado al pie de la letra.

Tengo entendido que no es muy navideña.

La Navidad no me entusiasma, ni de pequeña. Pero cuando tienes niños sigues las tradiciones: el belén con los villancicos, el árbol, chocolate, roscón… a ellos les encanta.

¿Cómo eran sus Navidades de niña?

Felices, pero era una época en la que mis padres trabajaban mucho. Se ha convertido en una fiesta muy consumista. Hemos perdido la noción de lo que es la Navidad.