Una madre de la iglesia de Texas murió protegiendo con su cuerpo a sus cuatro hijos

Dos mujeres observan las 26 cruces instaladas en honor de las 26 personas que fallecieron en una iglesia baptista de Sutherland Springs (Texas, EE UU), asesinadas por un individuo que irrumpió en el templo y disparó contra los fieles.
Dos mujeres observan las 26 cruces instaladas en honor de las 26 personas que fallecieron en una iglesia baptista de Sutherland Springs (Texas, EE UU), asesinadas por un individuo que irrumpió en el templo y disparó contra los fieles.
LARRY W. SMITH / EFE
Dos mujeres observan las 26 cruces instaladas en honor de las 26 personas que fallecieron en una iglesia baptista de Sutherland Springs (Texas, EE UU), asesinadas por un individuo que irrumpió en el templo y disparó contra los fieles.

Una mujer que falleció víctima del individuo que el pasado domingo irrumpió a tiros en una iglesia baptista de Texas falleció haciendo de escudo con su propio cuerpo para proteger a sus cuatro hijos. Dos de ellos, una niña y un niño de cinco años, lograron sobrevivir al ataque.

La mujer, Joann Ward, tiró al suelo a su hija de nueve años, Rihanna, cuando el atacante comenzó a disparar dentro de la Primera Iglesia Baptista de Sutherland Springs. Después abrazó a sus otros tres hijos, según ha relatado una amiga de la familia.

"No me hirió porque estaba escondido y mamá cubrió a Emily, Ryland y Brooke", ha relatado Rihanna, según la versión publicada por la amiga de la familia, Vonda Greek Smith, en Facebook.

Un total de 26 fieles murieron por los disparos del agresor. Entre los fallecidos están Brooke, de cinco años, y Emily de siete, dos de los cuatro hijos de Joann Ward. Brooke murió en el lugar de los hechos y Emily falleció poco después en el hospital.

Ryland, de cinco años, recibió cinco tiros y se encontraba en estado crítico cuando fue operado, según ha revelado una familiar, Heather Bradley, quien ha abierto una página en GoFundMe para recaudar dinero para esta familia.

"Ryland sobrevivió a varias heridas de bala. Se ha sometido a varias operaciones caras y tiene un largo camino hasta la recuperación plena", ha señalado en Facebook.

La tía de los pequeños, Leslie Ward, dijo al diario Daily News que fue rápidamente al lugar del crimen después de oír numerosos disparos desde su casa, situada a pocos metros de la iglesia: "Encontré a mi sobrino Ryland dentro de la parroquia, luchando por su vida", afirmó. "Fue terrible, había cuerpos por todos lados", añadió Ward.

"Una niña muy especial"

Más de una decena de niños y una mujer embarazada forman parte de la lista de víctimas mortales de la mayor matanza perpetrada en la historia de Texas. A pesar de que no existe aún una relación oficial con los nombres de las víctimas de Devin Kelley, el autor de la masacre, sus familiares y amigos confirmaron a varios medios locales la desaparición de sus seres queridos tras este trágico suceso.

Annabelle Pomeroy, una adolescente de 14 años e hija del pastor de la parroquia atacada, Frank Pomeroy, fue la primera víctima del ataque confirmada por su propio padre, que este domingo se encontraba de viaje con su esposa en el estado vecino de Oklahoma. "Era una niña muy bella y especial", declaró el pastor.

La tragedia se cebó especialmente con la familia Holcombe, residente en Sutherland Springs, que perdió a ocho de sus integrantes de tres generaciones, que como cada domingo habían ido al oficio religioso de una de las iglesias del pueblo.

De hecho, uno de los integrantes de la familia, Bryan Holcombe, de 60 años, era hasta este domingo pastor asociado de la parroquia y se disponía a subir al púlpito para dirigirse a la congregación cuando Kelley empezó a disparar, según han explicado sus padres a los medios locales después de confirmar su muerte.

Junto a Bryan fue asesinada la que era su esposa desde hace cuatro décadas, Karla, de 58, y uno de los hijos del matrimonio, Marc Daniel, de 36 años. La pequeña Noah, de un año de edad e hija de Marc Daniel, también se encuentra en la lista de fallecidos.

Otro hijo de Bryan y Karla, John, sobrevivió al ataque, una suerte que no corrió su mujer embarazada de ocho meses, Crystal, y tres de sus cinco hijos.

Otros niños que murieron en el ataque fueron los pequeños Emily, Megan y Greg, tras ser alcanzados por las balas de Kelley, un exsoldado que había sido expulsado de la Fuerza Aérea estadounidense.

El rango de edad de las personas fallecidas, que va desde los 17 meses hasta los 77 años, según varios informes, hace evidente que el asaltante trató de hacer el mayor daño posible sin tener piedad de ninguno de los asistentes a la misa.

Si se tiene en cuenta lo relatado por los testigos, pocas fueron las personas que salieron indemnes al ataque, ya que, como cada domingo, en el interior del templo, blanco con tejado marrón, había poco más de medio centenar de fieles siguiendo el oficio religioso cuando sucedió el tiroteo, a las 11.30 hora local (17.30 GMT).

Entre los feligreses fallecidos está también la ahijada de 13 años de Amanda Mosel, una vecina que ese fin de semana no pudo acudir a misa como cada domingo y que confirmó la muerte de la adolescente al diario San Antonio Express-News.

Compuesta básicamente por una oficina de correos, un centro comunitario, una tienda de abastos, un taller de reparación de coches, dos gasolineras, las casas de los vecinos y un par de iglesias, entre ellas la de la matanza, Sutherland Springs era hasta este domingo una tranquila comunidad en la que apenas pasaba nada.

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