La periodista liberada en Irak explica que "todos los días tenía hambre o estaba enferma"

Florence Aubenas relató que pasó los 175 días de secuestro "en un sótano minúsculo y sin luz", de cuatro por dos metros de dimensión, y en el que no podía ni ponerse de pie.
La periodista francesa liberada en Irak, Florence Aubernes (foto: Reuters).
La periodista francesa liberada en Irak, Florence Aubernes (foto: Reuters).
EFE
La periodista francesa liberada en Irak, Florence Aubernes (foto: Reuters).
Aubenas se vio obligada durante su secuestro a contar "los minutos, las palabras, los pasos", según relató el martes.

Esa estrategia le permitió afirmar sin ningún género de duda que daba "24 pasos al día" (dos idas y venidas al baño) y que tenía derecho a dirigir "80 palabras al día" a sus guardianes, quienes la golpearon por moverse demasiado en su colchón o porque creían que había intentado hablar con otro rehén que estaba a su lado.

Regalos al concluir el secuestro

Libération, el diario francés para el que trabaja la reportera, reproducía el martes las palabras de la periodista: "Un guardián me dijo: hemos preparado regalos para ti. Me ofrecieron dos sortijas y un frasco de perfume. Tras haber vivido en cuclillas y en la oscuridad durante semanas, nos ofrecieron dos sillas. Era la primera vez que me sentaba desde el 5 de enero", relató Aubenas al diario.

Bautizados por los secuestradores como "número cinco y número seis", la periodista y su guía, también secuestrado, estuvieron 157 días retenidos. "Me decían: Seréis liberados en una semana. Es algo que permanentemente tenía en mi cabeza y que sin parar se retrasaba", relató.

Nueve días antes de la liberación, la periodista grabó un vídeo junto a su guía. El pasado sábado, los secuestradores le explicaron a Aubenas que para sortear los puntos de control estadounidenses e iraquíes dirían que ella era periodista y Hussein su chófer, y que mostraría su verdadera documentación.

Sin embargo, a lo largo del día el plan cambió y la periodista tuvo que hacerse pasar por la esposa de Hussein y llevar el rostro tapado. "Si alguien te habla te pones a llorar, diremos que tienes una depresión", le ordenaron.

Finalmente le hicieron bajar del coche y, cuando alguien le destapó los ojos, resultó ser un oficial francés que le dijo: "se acabó".

Aubenas viajó hasta el aeropuerto de Bagdad acompañada del embajador francés y de varios oficiales, vestidos todos con chalecos antibalas para evitar que sucediera el trágico episodio de la liberación de la periodista italiana Giuliana Sgrena, cuyo convoy fue atacado por los soldados estadounidenses, que mataron a un agente de los servicios secretos transalpinos.

Operación militar complicada

Los secuestradores recorrieron "unos 80 kilómetros" con los rehenes dentro de Bagdad antes de que la periodista francesa y su guía fueran "recuperados" por los agentes del servicio secreto (DGSE) francés, explica Libération.

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