Las fiestas navideñas pueden tener un color particular en cada casa gaditana

  • Los inmigrantes preparan una posada mejicana para recibir la Pascua.
  • En cualquier cultura, es tiempo de enviar regalos a otras orillas.
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El colectivo de inmigrantes añade a las tradiciones hispanas los rasgos característicos de su cultura originaria. CEDIDA
El colectivo de inmigrantes añade a las tradiciones hispanas los rasgos característicos de su cultura originaria. CEDIDA
CEDIDA
El colectivo de inmigrantes añade a las tradiciones hispanas los rasgos característicos de su cultura originaria. CEDIDA

La Navidad sienta a la mesa de los grandes manjares a jóvenes y viejos, ricos y no tan ricos, oriundos de la tierra o inmigrantes que llegaron desde muy lejos. Pero la cultura introduce un sesgo distinto en cada una de ellas.

Albert Bitoden, que trabaja desde hace años para el Centro de Acogida de Inmigrantes, asegura que los ciudadanos llegados a Cádiz desde otras latitudes no cambian de ocupación ni reciben ofertas de trabajo diferentes durante las fiestas. Sin embargo, sí cuentan con elementos diferenciales para celebrarla.

Ni siquiera en el caso de los inmigrantes latinos está arraigada, por ejemplo, la muy española costumbre de los Reyes Magos. Para este colectivo, las fechas claves son el 24 y el 25 de diciembre. El 6 de enero pasa desapercibido. Y los regalos se entregan la velada de la Nochebuena, al estilo anglosajón y francófono, pero sin Santa Claus ni Papa Noel.

Para los latinos, los Reyes de Oriente juegan un papel muy secundario y casi todos los símbolos de la fiesta están asociados a la figura del Niño Jesús.

Pero existen otros colectivos de inmigrantes mucho más afrancesados. Así, los inmigrantes que proceden del norte de África no prescinden de Papa Noel.

Albert Bitoden tiene dos hijos nacidos en España y cuando se produce esta situación la cosa cambia. Se respeta el rito del país de origen, en su caso, siendo camerunés, los regalos de Nochebuena, y además se le añaden las tradiciones españolas, y entonces también reciben la visita de los Reyes Magos.

Deshacerse de la soledad

Sin embargo, los inmigrantes, continúa este activista de sus derechos, suelen prescindir en la mayoría de los casos de una gran ornamentación en las casas. Para estos colectivos, la Navidad es época de añoranza, nostalgia por las cosas y seres queridos que dejaron en su tierra de origen, y en consecuencia tienden a desprenderse de todo aquello que les recuerda su soledad.

Otro resultado de esta especial situación es que, a diferencia de la población autóctona, se intenta permanecer el mayor tiempo posible fuera de casa. Los inmigrantes en Navidad suelen participar de aquellas reuniones a las que se les invita, porque en casa hay poca gente esperándolo.

El mismo centro de acogida organiza el próximo día 13 la planificación de una posada, forma mejicana de celebrar la Navidad, y abordar la fiesta desde un punto de vista multicultural. El 20 de diciembre se rompe la piñata de la posada.

En lo que apenas se diferencia la población inmigrante de la autóctona es en la voracidad consumista. Ésta sí que es una tentación que no distingue colores en la piel ni lugares de procedencia. Es más, Bitoden asegura que quien no compra nada para los seres queridos que dejaron en su país corre el riesgo de existir para ellos.

Así, durante la Navidad se envían a los países de origen infinidad de regalos comprados en Cádiz que se unen al dinero que también se manda a las familias.

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