Israel y Palestina se comprometen a no dejar de reunirse hasta resolver su conflicto

  • Israel y Palestina intentan firmar la paz en Annapolis, EE UU.
  • Los líderes políticos son optimistas sobre el resultado.
  • En Palestina, los más radicales muestran su rechazo.
  • ENCUESTA: ¿Crees que servirá de algo esta cumbre?

Ehud Olmert y Mahmoud Abas han alcanzado un primer acuerdo en la reunión entre ambos, junto con George Bush, en Annapolis (EE UU). Se trata de retomar las reuniones bilaterales, pero con un compromiso firme sobre el hecho de que no dejarán de reunirse hasta alcanzar un conflicto que dura décadas.

Y es que nuevamente Israel y Palestina intentan poner fin a una guerra que lleva años desangrando Oriente Próximo. Lo intentan una vez más, con Estados Unidos nuevamente como mediador, y con el rechazo, también una vez más, de las facciones más radicales. La novedad más importante, y el único motivo para la esperanza contra las dificultades que surgirán, según los expertos, es la amplia representación internacional que arropa la cita.

Expectativas sobre la Cumbre

No sólo se sentarán en la mesa George Bush, Ehud Olmert y Mahmoud Abas, mandatarios de Estados Unidos, Israel y (parte de) Palestina. Junto a ellos habrá representantes de más de 40 países, entre los que se encuentran los miembros de la Liga Árabe, lo que da ciertas garantías adicionales a las conversaciones.

Pese a que los precedentes no acompañan, la expectación es máxima. Tanto es así que los periodistas han colapsado el sistema informático del centro de acreditaciones del evento, y han tenido que esperar varias horas para poder recoger sus pases.

Primeros gestos positivos

Aunque el 'tema estrella' de la cita será la normalización de la situación entre Israel y Palestina, el segundo gran problema a solventar es la ocupación israelí de los Altos del Golán desde 1967, un territorio reclamado por Siria y que ha enfrentado históricamente a ambas naciones.

Es un buen comienzo desde el que se puede avanzar hacia algo importante

Simon Peres, presidente israelí, ha comentado a los medios de comunicación que ya se están tendiendo puentes entre los dos países "por debajo de la mesa": "Hay contactos, hay muchos mensajes", ha dicho. Eso sí, ha dejado claro cuáles son los dos grandes problemas con los que topa la negociación: la influencia del país árabe en el Líbano, que, según Peres, los árabes "no quieren ver convertida en una segunda Irán", y la presencia de un alto representante de Hamás en su territorio, Haled Mashal.

En cualquier caso, los líderes insisten en lanzar mensajes positivos sobre lo que puede suceder en la cumbre: "tiene mucho potencial... un buen comienzo desde el que se puede avanzar hacia algo importante", aseguraba el propio Peres.

La división de Palestina

Bush y Olmert (AGENCIAS).Uno de los principales ejes sobre los que pivotaría una hipotética resolución del conflicto palestino-israelí es la división de Jerusalén, ciudad santa para las dos confesiones envueltas en esta pelea. Los analistas políticos insisten en señalar que el acuerdo debe satisfacer a ambas partes: Mario Soriano, un israelí nacido en Argentina, comenta que para hablar de acuerdo "tiene que llegarse a uno para los dos lados, un toma y dame, y por lo que estoy viendo no hay toma y dame, por eso tengo miedo", asegura.

En lo que sí coinciden la mayoría de los habitantes de Jerusalén es que la ciudad, de gran carga simbólica para las tres grandes religiones, "está habitada por dos pueblos, existe una parte árabe y otra judía, que casi no tienen comunicación entre sí".

Uno de los grandes enemigos para batir en la cumbre es, precisamente, la división. Desde que saltó por los aires el acuerdo de gobierno alcanzado por Al Fatah, movimiento nacionalista capitaneado por Mahmoud Abas, y Hamás, movimiento islamista cuyo líder es Ismail Haniye, la voz de Palestina no ha vuelto a ser una. Si bien el líder político reconocido internacionalmente es Abas, Hamas controla toda la Franja de Gaza y no se muestra en disposición de debatir con los israelíes.

Los islamistas claman contra la cumbre

El propio Haniye dejaba clara su postura sobre la conferencia en un discurso televisado: "Será un otoño sin frutos", comentaba. Se manifestaba, además, "contra toda normalización" de las relaciones con Israel, y aseguraba que su movimiento no aceptaría "ninguna concesión".

"Es un paso atrás peligroso", advertía, en referencia a la presencia de los representantes árabes en la cita, "por primera vez al lado de los del Gobierno sionista", concluía.

La cumbre es sólo un carnaval árabe-sionista

En la misma línea se ha manifestado Ramadan Abdala Shalah, líder de la Yihad Islámica, que ha calificado la cumbre de "carnaval árabe-sionista con motivo del sexagésimo aniversario de la fundación de Israel". Dicha cumbre, en la que cree que se van a "hacer concesiones a Abas y a los palestinos a cambio de nada", se pondrá la primera piedra "de la destrucción de la causa palestina con la bendición del mundo árabe, y en primer término de Arabia Saudí".

Por su parte, el principal movimiento opositor en Egipto, los ilegalizados Hermanos Musulmanes, han calificado la cumbre de "complot" contra los palestinos, según un comunicado en su página web. Mohamed Saad al Katatni, uno de sus líderes, hablaba de "ataque feroz contra los palestinos", secundado por los países árabes que, en su opinión, "deberían haber mantenido una postura clara, dejando claro que no habrá ni paz ni conferencias hasta que se levante el bloqueo impuesto al pueblo palestino".

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