Se elevan a 82 los policías heridos en el segundo día de disturbios en París

Al menos 82 policías heridos, cinco de ellos graves, es el resultado de los nuevos disturbios registrados en la noche del lunes al martes en diferentes barriadas de las afueras de París, entre ellas Villiers-le-Bel, donde reinó la violencia tras la muerte de dos adolescentes en una colisión de su mini-moto contra un coche policial.

Además fueron detenidas seis personas y se incendiaron y destruyeron coches y edificios, entre ellos dos escuelas, una biblioteca, unas oficinas de impuestos y un supermercado.

Los jóvenes dispararon cartuchos de caza con bolas de plomo
La ministra de Interior,
Michèle Alliot-Marie, ha mostrado su preocupación por el
uso de armas de fuego por los jóvenes, que "disparan cartuchos de caza" con "bolas de plomo" a los policías, que han causado "heridos graves", alguno con lesiones "en el rostro, cerca de los ojos".

Según el sindicato policial Synergie, 82 policías resultaron heridos, "un balance que pocas veces se alcanza en unos disturbios", dijo su secretario general Patrice Ribeiro en la radio.

Para el sindicato, la aparición de armas de fuego hace que la situación sea "peor" que en 2005, cuando una ola de violencia asoló durante tres semanas a decenas de barrios conflictivos del país.

Desde China, donde concluye este martes una visita, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, telefoneó a Alliot-Marie, su sucesora en Interior, para hacerle "recomendaciones" frente a los disturbios.

Grupos de encapuchados armados

A las doce de la noche parecía reinar una cierta calma en las barriadas en conflicto, que tuvo su momento más tenso entre las nueve y las diez de la noche, protagonizado por pequeños grupos con gran capacidad de movimiento.

Los jóvenes "se lanzaban literalmente" contra los agentes de la policía antidisturbios, armados con adoquines, cocteles molotov y otros proyectiles y protegidos con las papeleras urbanas, subrayó la emisora

La reanudación de los disturbios se produjo pese a los llamamientos a la calma lanzados por las autoridades y por los propios familiares de los dos muchachos, Moushin y Larami, de 15 y 16 años respectivamente.

Las fuerzas del orden respondieron con gases lacrimógenos y flashballs (pelotas de goma), según medios locales presentes en el barrio.

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