Liberada Miss Simpson, una pingüino que se encontraba a 2.000 kilómetros de su casa

  • La pingüino fue atacada por un perro en julio de 2014, tras lo que tuvieron que operarla de urgencia debido a la gravedad de sus heridas.
  • Después, fue trasladada para realizar la rehabilitación con Lesley Kurek, cuidadora de aves marinas desde hace 20 años.
  • Los cuidados de Lesley y Petra Harris, la segunda cuidadora que tuvo, fueron esenciales para que la pingüino pudiera volver a casa.
La pingüino Miss Simpson es liberada por Petra Harris y su equipo en la playa.
La pingüino Miss Simpson es liberada por Petra Harris y su equipo en la playa.
Santuario de Vida Silvestre Bonorong
La pingüino Miss Simpson es liberada por Petra Harris y su equipo en la playa.

Miss Simpson, una pingüino de las Snares, que fue atacado en julio de 2014 por un perro en el extremo sur de Tasmania a más de 2.000 kilómetros de su casa, ya que este tipo aves se encuentran en un grupo de islas a 200 kilómetros de Nueva Zelanda; por fin ha podido volver al mar, según ha informado The Guardian.

Advertido por los que presenciaron el ataque, uno de los encargados de parques y vida silvestre dio con la pingüino vagando por la costa, con graves heridas en espalda, pecho y pie. El hombre pronto se dio cuenta de que se trataba de una especie que no era común de la zona, gracias a sus cejas características de color amarillo.

Miss Simpson, como se la dio a conocer, tuvo que ser operada de urgencia debido a las heridas puesto que no podía ser devuelta al mar por la gravedad de sus heridas. Para realizar la recuperación fue trasladada con una de las únicas cuidadoras de aves marinas de la región: Lesley Kurek. Ella y su marido Richard llevan cuidando de la vida silvestre desde hace 30 años, los último 20 se han especializado en aves marinas.

"No habría sobrevivido sola"

El estado de la pingüino cuando llegó a manos de Lesley era "muy malo" y "no habría sobrevivido sola mucho tiempo si no hubiera sido recogida", señala. En su santuario para aves marinas, con una gran piscina incluida, Miss Simpson pasó ocho meses ganando peso, curándose de sus heridas y de la infección. Sin embargo, la herida en su espalda y las plumas que se negaban a volver a crecer hicieron que Lesley se diera cuenta de que la pingüino necesitaría más tiempo para recuperarse del todo.

Debido a esto, Miss Simpson tuvo que ser trasladada a otro centro: el Santuario de Vida Silvestre Bonorong, cerca de Hobart. Allí la pingüino tuvo una piscina y un recinto más grande, un equipo de cuidadores mayor y más recursos para el tratamiento veterinario y alimentación. La encargada del santuario Petra Harris fue la designada para coordinar el cuidado de esta pingüino, para lo que contactó con veterinarios, investigadores de aves marinas y personal de otros centros de rehabilitación buscando darle a Miss Simpson un futuro garantizado.

Las soluciones fueron variadas: volver a operar, esperar un año a la caída y regeneración de las plumas o la eutanasia. Para complicar aún más las cosas, las aves marinas que se mantienen en cautiverio por temporadas largas tienden a desarrollar infecciones bacterianas en las patas o las vías respiratorias, pero también estrés. "Una cosa que he aprendido a través de los años es que la paciencia es la clave en la vida silvestre", afirma Harris. Por esto mismo, decidió dar a Miss Simpson la oportunidad de cambiar las plumas, lo que fue todo un acierto.

Cambio de plumas

Durante siete meses, Petra y un pequeño grupo de experimentados cuidadores pasaron largos días manteniendo a Miss Simpson cómoda -alimentándola con pescado fresco; curándole su herida en la espalda; proporcionándole juguetes para ocupar su tiempo; y realizándole limpiezas interminable de arena y piscina-. Hasta que el cambio de plumas se produjo, incluidas aquellas que habían quedado afectadas tras el ataque.

En la mañana que devolvió al mar a Miss Simpson, Petra tuvo una mezcla de emociones: alivio de que fuera liberada, preocupada por si no recordaba dónde tenía que nadar, ansiedad por su seguridad... Los cuidadores de vida silvestre temen recibir "la llamada" en la que les dicen que a un animal al que han liberado ha sido encontrado lesionado, o en algún estado aún peor.

Es imposible saber qué pasó con Miss Simpson después de que empezara a nadar, pero para Petra y Lesley, eso es parte de la magia.

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