«Mis cuatro hijas han estudiado una carrera, y se casaron con payos»

Ha sido herrador, vendedor de lotería, limpiabotas, emigrante, poeta, artista… Rafael Fernández Santiago acaba de recibir el X Premio Andaluz Gitano 2007 de la Junta. Ayer se conmemoró el día de su pueblo, el de los gitanos andaluces, por el que este hombre ha luchado toda su vida.

Dígame la palabra más bonita en caló.

Mi rumí (mi mujer). La mía es Antonia y es guapísima.

¿Lo mejor de ser gitano?

La convivencia y el respeto hacia los mayores. Los gitanos viejos son sagrados dentro y fuera de la familia.

¿Qué supone este premio?

Tanto como la Cruz de Oro de la Solidaridad que me entregó la Reina.

¿Le gusta eso de patriarca?

No. Por culpa de ello, no nos saben valorar.

¿Qué queda por mejorar?

El gitano tiene que ser un ciudadano más y conocer la formación cultural de hoy para poder competir.

¿Está a favor de cambiar el papel de las mujeres?

Sí. En mi cultura y en todas las del mundo. Para nosotros es una diosa y la respetamos mucho, pero necesita culturizarse, ponerse a la altura.

¿Sus hijas están en casa?

Tengo cuatro y todas han estudiado una carrera. Se casaron con no gitanitos, así que mis nietos son cuchichinos.

¿Qué estereotipo duele más?

Cuando una paya le dice a su niño: estás más puerco que un gitano. Le sale de dentro, debería eliminarse.

Despídase como lo hacen los gitanos entre sí.

Satispén tali, que significa salud y libertad.

BIO

Nació en Málaga, pero vive en Sevilla. Tiene 80 años. Posee la medalla al Trabajo y la Cruz de Oro de la Solidaridad.

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