Los dirigentes serbios y albano-kosovares volvieron a chocar este martes en sus perspectivas sobre el futuro de Kosovo en la penúltima sesión de negociaciones prevista por la "troika" formada por la UE, EEUU y Rusia, que no registró progresos.
Serbia mantuvo sus propuestas de ofrecer una elevada autonomía al territorio, mientras que la delegación de Pristina insistió en su objetivo de lograr la independencia supervisada que propuso el enviado especial de la ONU, Martti Ahtisaari.
La "troika" convocó una nueva tanda de conversaciones en Baden (Austria), pero esta vez de tres días, entre el 26 y el 28 de noviembre, en un intento de forzar un acuerdo entre las partes, hasta ahora irreconciliables, de cara al informe que presentará el 10 de diciembre al secretario general de la ONU.
No al estatuto
Los albano-kosovares insistieron en que "muy pronto", después del 10 de diciembre, se coordinarán con sus "aliados clave" a fin de decidir los "próximos pasos" de cara a una posible declaración de independencia, según dijo un miembro de su delegación, Skender Hyseni.
El presidente serbio, Boris Tadic, y el primer ministro, Vojislav Kostunica, rechazaron la posibilidad de un "estatuto neutro", que había sugerido la Unión Europea, para evitar determinar durante un tiempo si Kosovo es un Estado o una provincia serbia.
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