Red Hot Chili Peppers, Biffy Clyro y Liam Gallagher 'arrasan' Benicàssim

El cantante del grupo estadounidense Red Hot Chili Peppers, Anthony Kiedis, durante su actuación en el Festival Internacional de Benicassim,
El cantante del grupo estadounidense Red Hot Chili Peppers, Anthony Kiedis, durante su actuación en el Festival Internacional de Benicassim,
EFE
El cantante del grupo estadounidense Red Hot Chili Peppers, Anthony Kiedis, durante su actuación en el Festival Internacional de Benicassim,

Se ha hablado y debatido mucho sobre la sorpresa de ver cabeceando un cartel como el del FIB a un grupo como Red Hot Chili Peppers. Lo cierto es que el festival parece estar mutando y los solos de guitarra han ganado mucho terreno este año. Sea como fuere, la jornada del sábado se presentaba calentita, con un escenario principal plagado de argumentos, y lo cierto es que no defraudó.

Por cierto, en cuanto al indudable éxito de convocatoria... está claro que cada uno ha aportado su granito de arena al asunto, pues los Liam Gallagher o Biffy Clyro nada han tenido que envidiar a la hora de contar cabezas desde el escenario, no vaya a ser que el único mérito sea para Kiedis y cía. que, seguro, todo sea dicho, han puesto el mayor pedrusco. A diferencia de la jornada del viernes, los primeros conciertos ya gozaban de un buen número de espectadores y todo eran buenos augurios.

Por el escenario Las Palmas pasaron los chavales de The Strypes, que abrieron la jornada y que han protagonizado un show eléctrico, sobre todo en la figura del inquieto Pete O'Hanlon, bajista de la banda. Los míticos Dinosaur Jr. encabezados por el gran J. Mascis, que toca con la tranquilidad del que está en el salón de su casa, con una personalidad abrumadora, aparecieron más tarde con el sonido crudo que caracteriza a sus guitarras. Es genial poder tenerlos delante mientras tocan Feel The Pain.

Liam, el primer plato fuerte

La explanada del escenario ya no daba más de sí cuando entró a escena Liam Gallagher, que fue el primer plato fuerte de la noche. Empezó, como no, con Rock N’ Roll Star y Morning, ambas de su época como vocalista de Oasis. “Y ahora que he captado vuestra atención…” empezó con sus temas en solitario. La gente se quedó con ganas de más Liam, y también de más Oasis. No pudieron disfrutar de Don’t Look Back In Anger, pero sí de un acústico Wonderwall, con la que Liam completó una grandísima actuación. Y esta vez, pese a su trayectoria, no tiró nada a la prensa, todo hay que decirlo.

A esa misma hora los miembros de Surfin Bichos encajaban el golpe de ver un recinto un tanto desolador, Gallagher tenía la culpa. Eso sí, la cosa fue remontando a medida que sonaban los temas de Hermanos Carnales, que cumple 25 añazos. La falta de público en algunos conciertos fue una tónica que se repitió en varios momentos de la jornada debido a lo que acontecía en el escenario principal, aunque muchos salvaron la situación, como Nudozurdo, que sí tuvo tirón en la carpa.

El momento más esperado: Red Hot, a escena

Algunos se habían apostado desde primera hora en su trozo de valla para permanecer allí durante horas con tal de lograr su meta: poder ver a Red Hot Chili Peppers, y poder hacerlo con ciertas garantías. Para ello, eso sí, tuvieron que sufrir de lo lindo. La banda norteamericana irrumpió con fuerza en el FIB con Around The World, de su álbum Californication. La locura inicial se apoderó del público, aunque poco a poco se fue apagando con las pistas de su último trabajo: The Getaway.

Esa sensación duró lo que tardaron en llegar más clásicos como Californication, Under the Bridge o By The Way. Hubo tiempo incluso para versionar el Fire de la bestia parda zurda: Jimmy Hendrix. Y, como broche final, por qué no decirlo, un Give it Away inmenso que dejó al público con un inmejorable sabor de boca. La fiesta, sin embargo, estaba lejos de acabar.

Biffy Clyro remata la faena

Comenzaron su actuación a la 1.30 de la madrugada, pero eso no fue un obstáculo, no para ellos: el lleno era total. Y por si alguno de los presentes tuvo dudas sobre si permanecer o desistir, la presentación de la banda y Wolves of Winter seguro que decantó claramente la balanza.

Biffy Clyro sigue ganando enteros en cada directo. Los escoceses se llevan al público de calle por la fuerza y la contundencia que despliegan, pero sin dejar de lado melodías cargadas de buen gusto: Biblical, Who’s Got a Match?, Idk... es un grupo el de Simon Neil de los que tira de épica en cada actuación, de los que no se guarda nada, y eso el público lo nota y lo agradece. Pero lo mejor es que eso sucede de principio a fin. Con Stingin’ Belle los escoceses dijeron adiós a otra actuación en Benicàssim.

Pete Doherty también hizo de las suyas

Pete Doherty es uno de esos artistas con los que sabes que cualquier cosa puede pasar, aunque vaya con una pulcra camisa blanca, tirantes y sombrero. Al bueno de Pete le va la marcha, le gusta ser un niño travieso, un malote que lo mismo tira una cerveza sobre el foso de prensa que lanza un trípode al público al poco de comenzar, como sucedió en la noche de un sábado en la que competía en el escenario princial nada menos que con Red Hot Chili Peppers. ¿Hay algo mejor para llamar la atención que unas cuantas trastadas?

Pero Pete se acaba metiendo en harina y lo mismo interpreta temas de sus discos en solitario que se revoluciona cuando aparecen en escena las canciones con sus últimas bandas: I Don’t Love Anyone, Albion... Pero al final, el niño travieso que Pete lleva dentro volvió a hacer de las suyas: se colgó una acústica para despistar, para hacer ver que iba a concluir con un tema tranquilo, y lo que pasó fue que tal como se la puso se la quitó para que hiciera acto de presencia un arrollador Fuck Forever con el que el público enloqueció.

Todo podía haber terminado ahí, en lo alto, pero Pete siempre necesita una vuelta de tuerca más y, fue entonces cuando la euforia del momento acabó con una amplificador en el suelo y con lanzamiento de guitarra (una de esas con cuerpo macizo, sí) a los asistentes que, por supuesto, lo celebraron. Que todo el mundo esté tranquilo: Doherty sigue siendo el mismo y, pese a esos kilitos de más, está en plena forma.

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