Corea del Norte: la escalada sin freno hacia el misil nuclear está a punto de concluir

Desfile militar con motivo del Día del Sol en Corea del Norte.
Desfile militar con motivo del Día del Sol en Corea del Norte.
DAMIR SAGOLJ
Desfile militar con motivo del Día del Sol en Corea del Norte.

Los ensayos balísticos que Corea del Norte ha realizado en los últimos tres meses (incluido, el de su primer misil intercontinental) y las amenazas de represalias de EE UU han reavivado los temores a un incidente nuclear o, incluso, a un ataque preventivo contra Kim Jong-un. Ninguno de los actores parece dispuesto a frenar la escalada a corto plazo, a pesar de que los expertos creen que la crisis ha alcanzado un momento decisivo: Pyonyang estaría a punto de lograr el arma nuclear capaz de alcanzar EE UU.

La carrera armamentista de Corea del Norte figura en los informes estratégicos y geopolíticos desde hace más de dos décadas. John Kerry, secretario de Estado de Barack Obama, recogió la situación actual en el memorando de despedida que redactó antes de la ceremonia de traspaso de poderes a Donald Trump -en enero de 2017- con estas palabras: "La amenaza [...] es una de las más graves a las que nos enfrentamos hoy". Su preocupación, juzgan los analistas de inteligencia, está justificada.

Ya tiene la bomba

Corea del Norte está nuclearizada. Su gobierno ha realizado al menos cinco ensayos documentados desde que expulsó a los inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica y se retiró unilateralmente del Tratado de No Proliferación en 2003. Al primero, en 2006 e inferior a un kilotón*, le siguieron los de 2009 (de 2 a 7 kilotones), el de 2015 (casi 8 kilotones) y dos en 2016 (de 6 y entre 15 y 20 kilotones, respectivamente).

Los observadores internacionales dudan de que el país juche haya superado los 21 kilotones de la Fat Man que EE UU lanzó sobre Nagasaki en 1945, a pesar de que la propaganda oficial insiste en que ya dispone de la bomba de hidrógeno o termonuclear, mil veces más potente. El siguiente paso es comprimirla para colocarla en la cabeza de un proyectil de largo alcance. Y aquí Pyongyang sí ha avanzado.

Su armamento mejora

La agencia oficial de noticias norcoreana KNCA anunció el año pasado que el Instituto de Armas Nucleares había logrado estandarizar ojivas "más pequeñas, más ligeras y diversificadas" para ser instaladas en misiles balísticos intercontinentales (ICBN, por sus siglas en inglés).

El régimen ha publicitado más de 30 pruebas -las últimas, este mes de mayo- con misiles Musudan, Pukguksong y Taepodong de rango corto, medio e intermedio (hasta 8.000 kilómetros) que le permitirían alcanzar objetivos en la vecina Corea del Sur, Japón y las posiciones estadounidenses en la isla de Guam (Pacífico occidental), según han contrastado los servicios de inteligencia de Corea del Sur y el Comando del Pacífico de EE UU.

Pyongyang podría montar misiles nucleares en "unos pocos años"El hermetismo de Pyongyang impide saber si sus aparentes fiascos (como los ocurridos en abril de 2016 o marzo del presente ejercicio) obedecen a fallos puntuales, inmadurez tecnológica o actuaciones programadas. Tampoco, el nivel de desarrollo de los prototipos KN-08 y KN-14 -con una supuesta autonomía de más de 10.000 kilómetros- sobre los que ha alertado el Pentágono o del KN-11, que los submarinos norcoreanos podrían llevar a cualquier parte del teatro de operaciones mundial. La mejoría de su programa de armamento es, en cualquier caso, evidente.

"Desde la primera a la tercera explosión nuclear transcurrieron 7 años, mientras que en los últimos tres años se han producido otras tres y recientemente se han acelerado los lanzamientos de misiles desde tierra y submarinos. A pesar de grandes limitaciones y carestías, ha conseguido un programa nuclear mucho más avanzado de lo que muchos hubieran pensado", alertó a finales del año pasado el comandante de artillería Marcos Gomez Casal, jefe del departamento Nuclear de la Escuela Militar de Defensa NBQ.

Kim Jong-un aún no había sometido su tecnología a un examen intercontinental auténtico, que dilucidaría si su proyectil es capaz de abandonar la atmósfera, soportar la reentrada e impactar en un blanco a, al menos, 5.500 kilómetros de distancia, pero el especialista no descartaba que pueda hacerlo "en un corto período de tiempo". ¿En cuánto? "Unos pocos años", según el comandante. El equivalente a una década, quizás.

El paso más claro lo dio este martes, al lanzar, en plena celebración del 4 de julio en EE UU, un Hwasong-14 que voló 39 minutos desde la base de Panghyon al Mar de Japón (933 kilómetros de distancia y 2.800 kilómetros de altura). Japón, aliado estadounidense, y el propio Comando del Pacífico confirmaron el ensayo más existoso hasta el momento, que, en una trayectoria normal, podría recorrer los 6.700 kilómetros que separan Corea de Alaska, según David Wright físico y director del Programa de Seguridad Global de la Union Concerned Sciencist.

EE UU y China, la clave de la solución

Pese a todo, el ataque no sería el fin último de la proliferación de armas en el paralelo 38.

El general Miguel Ángel Ballesteros, director del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) atribuye la carrera a un intento de Kim Jong-un de perpetuar el "chantaje internacional" para "aglutinar a la población" frente a la carestía y asegurar la pervivencia de un régimen que depende de la ayuda exterior de China (su renta per cápita es de 2.400 dólares al año, frente a los casi 38.000 de Corea del Sur) para sobrevivir.

"Envía un mensaje: la nación está amenazada. Y aprovecha para decir que para detener esta escalada tienen que ofrecerle algo: ayuda alimentaria, combustible...", precisa el militar. El resto de actores solo ha sabido responder, por el momento, igualando el nivel de amenaza: mientras Trump ha alentado el desarrollo nuclear y ha lanzado en Afganistán la MOAB, su mayor arma no nuclear, Rusia ha alentado las revueltas en su zona de influencia, China ha instalado nuevos misiles y la pacifista Japón ha impulsado su ejército.

Donald Trump ha presionado a China durante meses para que convenza a Corea de que el desarme es su única salida, pero el magnate ha tenido que admitir, tras reunirse con el presidente Xi Jinping en abril, que la situación "no es tan fácil" como él creía, ya que Pyongyang es solo una pieza más del tablero geopolítico y económico mundial.

La Casa Blanca ha desplegado el escudo antimisiles THAAD (Terminal High Altitude Area Defence) en la base aérea de Osan, como Seúl pactó la administración Obama, y ha enviado a la zona al grupo naval de ataque liderado por el portaaviones Carl Vinson. La respuesta de China, intimidada por los radares y la potencia de fuego instalada junto a sus costas, ha sido declarar la guerra comercial a Corea del Sur, aliado americano.

Los analistas coinciden en que la militar no es una salida al conflicto multilateral. "Las relaciones de los EE UU con China son la clave de todos los demás asuntos", subraya el teniente coronel Andrés González, analista del IEEE. El también especialista militar Francisco Márquez subraya que si Trump no suaviza sus peticiones y Xi rechaza las demandas comerciales americanas, la tensión llegará "a su punto más alto" y dará a Rusia la oportunidad de jugar a desestabilizar -en su propio beneficio- un escenario ya de por sí frágil. Y con armas nucleares de por medio.

* 1 kilotón = cantidad de energía liberada en la explosión de 1.000 kilos de explosivo de trinitrotolueno o TNT.

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