Ellos, que aconsejan a las alicantinas sobre los complementos para las ocasiones más especiales, aseguran que la ilusión de todas las mujeres es «poder llevar una pamela en una boda», aunque siempre respetan la norma de no vestir colores claros, reservados a la novia.
Para las invitadas, las tonalidades que más de moda están son los fucsias, humo, azul azafata, morado, degradados y los colores base, que siempre se llevan.
Los tejidos más demandados son la rafia, el sinaí, las mallas, las crines y los velos. En cuanto a los adornos, triunfan los elementos clásicos, como flores y plumas.
Después de tanto tiempo tras el mostrador, no les hace falta hacer publicidad, pues en la ciudad todo el mundo los conoce y son muchas las anécdotas que pueden narrar.
Una historia curiosa es la de una novia que, tras gastarse 5.000 euros en el vestido, lo que más llamó la atención de su modelo fueron los complementos y peinetas, que son mucho menos costoso.
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