
Cansados del lujo cotidiano, los millonarios rusos buscan hoy placeres más exóticos, como disfrazarse de músicos callejeros en Italia.
Olvidar el estrés saltando atado a un elástico o yéndose de marino en un barco es demasiado banal, y pagar medio millón de dólares (334.365 euros) para traer en avión a 150 invitados a una fiesta en un lugar remoto ya no lo emociona, dijo por su parte Mijail Gorchijin, director de la Russian Event Company. Para encontrar sensaciones más fuertes, los ricos prefieren disfrazarse de pobres o jugar a la guerra.
Empresarios, diputados, altos funcionarios y sus mujeres gastan hasta 10.000 dólares (6.887 euros) por persona para pasar una noche en Moscú como camareros, taxistas, vagabundos o prostitutas, afirmó Serguei Kniasev, presidente del Club Lúdico.
Estos juegos, organizados con una discreción absoluta, pero con una gran cantidad de recursos para garantizar la seguridad de sus clientes y crear una apariencia verosímil, "tienen mucha demanda", explicó Kniasev.
Identidad oculta
La novedad del momento es que "los clientes quieren divertirse en Europa".
"Algunos quieren deshacerse del estrés, otros huyen de una vida completamente previsible", explica Kniazev, psicólogo de formación.
Unos diez dirigentes del sector inmobiliario, clientes frecuentes de hoteles de lujo, pagaron 25.000 euros cada uno por dormir en pueblos de las montañas de Afganistán, donde buscaban las "huellas de Alejandro de Macedonia", señaló Alexei Vanchugov, director de la compañía RBA Promo Holding.
"Esas personas no quieren exhibir su fortuna, prefieren los placeres intelectuales", explica.
Comentarios
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que 20minutos.es restringirá la posibilidad de dejar comentarios