El 80% de la primera línea de playa en la Comunitat ya está copado por el ladrillo o en vías de serlo, y el Ministerio de Medio Ambiente quiere tomar cartas en el asunto. Esta semana ha ofrecido un pacto a las autonomías para acabar con esta situación, y propone derribos, compras de terrenos y prohibir edificar.
Estas medidas, que se engloban en la Estrategia para la Sostenibilidad de la Costa, chocan con el actual ritmo de edificación en las playas valencianas, y con la postura del Consell, cuyo departamento de Medio Ambiente asegura desconocer el documento y su contenido.
Para muestra, un par de botones: Cullera aprobó el martes su Manhattan particular (33 torres de apartamentos de 25 alturas junto a la desembocadura del Júcar), incluido en un plan de 10 millones de metros cuadrados. En Tavernes de la Valldigna, otro plan urbanístico cubrirá de cemento 4,5 millones de metros más, con 4.500 casas.
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