El diario oficial del Vaticano dice que la maternidad subrogada esclaviza a la mujer

  • La editorialista del periódico, Lucetta Scaraffia, cree que se trata de un "profundo acto de misoginia".
  • En su opinión, implica que a la mujer que acepta una maternidad subrogada se le imponen "penosas condiciones legales".
  • Estas condiciones no hacen más que "revelar mayormente el carácter inhumano de la transacción", opina Scaraffia.
Imagen de la portada del último número de 'L'Osservatore Romano', el diario oficial del la Ciudad del Vaticano.
Imagen de la portada del último número de 'L'Osservatore Romano', el diario oficial del la Ciudad del Vaticano.
L'Osservatore Romano
Imagen de la portada del último número de 'L'Osservatore Romano', el diario oficial del la Ciudad del Vaticano.

La maternidad subrogada es una "nueva esclavitud" para la mujer y un "profundo acto de misoginia", según publica este sábado L'Osservatore romano, el órgano oficial de prensa del Vaticano.

Se trata de "una nueva esclavitud que no puede juzgarse de otra manera solo porque se paga y es voluntaria", escribe Lucetta Scaraffia, editorialista del diario vaticano en portada de su edición del domingo, publicada este sábado en el sitio en internet del periódico.

El artículo parte del comentario sobre el debate suscitado en Italia después de que esta semana un tribunal de Trento (norte) reconociera la paternidad de dos hombres cuyos hijos nacieron en Estados Unidos mediante gestación subrogada, en una sentencia sin precedentes en el país.

Scaraffia estima que ese debate ha sido "falseado" al considerarse que la decisión de recurrir a la maternidad subrogada es "inevitable, perfectamente en línea con el progreso humano, y por lo tanto juzgar cualquier actitud crítica como un signo de absurda resistencia a la modernidad".

En su opinión, implica que a la mujer que acepta una maternidad subrogada se le imponen "penosas condiciones legales" que no hacen más que "revelar mayormente el carácter inhumano de la transacción".

"¿Cómo es posible que no se vea un acto profundamente misógino en esta operación de tipo comercial que se quiere ennoblecer con un deseo que no puede ser considerado un derecho por nadie", afirma la editorialista del L'Osservatore romano.

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