Le llaman el León de Belfast y la verdad es que a veces da miedo. No porque ruja, sino por la seriedad de su semblante y la distancia que marca con el público. No esperen chistes ni apenas palabras entre tema y tema.

La sobriedad con la que Van Morrison se presenta sobre el escenario se ve matizada por la intensidad con la que canta y el sabio poso de blues y soul que atesora en su garganta, con una voz que no pierde con la edad. Verlo es como abrir la enciclopedia del rock por la página uno.

Grande entre los grandes, Morrison pertenece a ese pequeño grupo de artistas que saben capear magníficamente el tiempo. Empezó a principios de los sesenta y, tras pasar por dos grupos, en 1967 publicó su primer disco en solitario; y ya van 37. A lo largo de su carrera, Morrison ha cultivado todos los géneros, desde el rock y el blues, pasando por el jazz y el rythm &blues, hasta la música celta. Por tocar tantos ritmos diferentes se dice de él que tiene un estilo propio.