Un total de 25 asistentes están preparándose para atender, desde la profesionalidad, a jóvenes con trastornos en la alimentación, tales como la bulimia y la anorexia, en unas jornadas organizadas por el Instituto Andaluz de la Juventud. Este curso se integra dentro de los 50 programas de formación destinados a los jóvenes, en distintas materias que afectan actualmente a este sector de la sociedad.

"Aunque Jaén no tenga, hoy por hoy, datos alarmantes en estos casos, sí es cierto que desde el IAJ, se pretende prevenir futuros brotes de estas enfermedades psicológicas", asegura el coordinador del Instituto Andaluz de la Juventud en Jaén, Julio Millán.

Según el coordinador, en 2006, la Unidad Mental de Jaén registró 21 ingresos de anorexia y bulimia, de los que 16 fueron menores de 18 años. Además, recuerda que de las 30 atenciones de día en el Hospital, 24 fueron menores de edad. Es decir, más de la mitad de ambos casos: ingresos y atenciones, los protagonizaron chicas con menos de 18 años.

Por su parte, Julio Millán asegura que los contenidos del programa, que ya se repite por cuarta vez, son muy específicos, centrados básicamente en cómo defenderse ante la ‘dura' publicidad; habilidades para tratar a las enfermas (la mayoría de los casos se registran en chicas), y también destaca las medidas de acompañamiento, como un aspecto esencial que estas profesionales deben aprender.

Las jornadas que duran un total de 20 horas y que se impartirán en horario de 17:00 a 21:00 horas durante esta semana, tiene como principales asistentes a estudiantes de enfermería, psicología y materias relacionadas con la salud, que pretenden aportar experiencias y otros conocimientos a los que ya han adquirido en las facultades. Se trata de enriquecerse y obtener una formación complementaria que les forme debidamente para enfrentarse a la cruda realidad de este problema.

Tratamiento profesional

Según la ONG Adaner Jaén, que colabora con el IAJ en el desarrollo de estas jornadas, el tratamiento más usual es el llamado cognitivo conductual, desarrollado por un equipo médico multidisciplinar, es decir, médicos, psicólogos o enfermeras; pero también recuerda el importante papel de la familia que tiene que contribuir con su apoyo en el proceso de recuperación.

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