Michael Andrews, pintor zen de los elementos naturales y la búsqueda de la inconsciencia

  • Primera antología del último cuarto de siglo de vida del artista inglés (1928-1995) que detestaba la publicidad y la promoción y perseguía la eliminación del ego.
  • En la serie 'Luces' pintó paisajes en los que siempre aparece un globo flotando: es la imagen de la consciencia que no desea aterrizar.
  • El realismo realzado o soñado de Andrews fue el resultado de pintar con pistola pulverizadora para cubrir el lienzo con grandes extensiones de un solo color.
Cuadro del paisajista inglés Michael Andrews
Cuadro del paisajista inglés Michael Andrews
© The Estate of Michael Andrews. Courtesy James Hyman Gallery, London
Cuadro del paisajista inglés Michael Andrews

"Qué maravilloso sería permanecer liberado y desinteresado", dijo en una de sus pocos momentos de efusividad verbal el pintor inglés Michael Andrews (1928-1995), enemigo declarado de la promoción personal y artística. Fue uno de los fundadores de la feroz Escuela de Londres y, aunque no tan conocido como tres de sus socios, Bacon, Freud y Auerbach, como ellos se dedicó a mostrar la fragilidad y la vitalidad de la condición humana y se resistió a caer en la abstracción.

La exposición Michael Andrews: Earth, Fire, Water (Michael Andrews: tierra, fuego, agua) es la primera antología del artista en los últimos quince años y la única en detenerse en sus últimos 25 como paisajista. Se celebra, hasta el 25 de marzo, en la Galería Gagosian de Londres.

La muestra presenta obras de cuatro series de paisajes: Lights, Scotland, Ayers Rock-Australia y English Landscape, y también hay piezas de School, una serie que con diferentes grupos de peces. Los cuadros estarán agrupados en la galería siguiendo la pauta de tres temas elementales muy presentes en el imaginario de Andrews: tierra, aire y agua.

Aunque formó parte de la Escuela de Londres por explorar la forma humana y evadir la abstracción, la obra de Andrews es "radicalmente diferente" a la de sus compañeros de movimiento, señalan desde la galería. Con algunas excepciones, las pinturas que firmó después de 1970 están desprovistas de personas, aunque contengan "una implicación humana o sentido del drama".

El "realismo realzado o soñado" que el artista practicó desde ese momento fue en parte el resultado de pintar con pistola pulverizadora y acrílicos con base de agua, lo que le permitía cubrir el lienzo con grandes extensiones unicolores, logrando un efecto que puede ser "aireado y atmosférico" o "intenso y saturado".

Lo 'religioso' en la Australia aborigen

Ningún otro artista británico de la segunda mitad del siglo XX se sumergió en los elementos del paisaje tanto como Andrews, que buscaba una capacidad redentora en los panoramas. "Me parece imposible dejar de pintar paisajes religiosos de la Australia aborigen", escribió en 1986. "Es igual de de imposible no pintar paisajes  históricos en Escocia".

Aunque la exposición comienza con una pequeña sección dedicada a la serie sobre fiestas y reuniones sociales bohemias que Andrews pintó a comienzos de la década de los años sesenta, los platos fuertes de la muestra son los cuadros que el artista produjo a partir de su implicación con el budismo y la meditación zen que busca desprenderse del amarre a la conciencia y las emociones.

El saco interior del ego

En la serie Lights aparece siempre un globo aerostático flotando en paisajes campestres, marinos o urbanos. Aunque el título deriva de un poema de Rimbaud, Andrews coloca el elemento como símbolo de la conciencia y el ego que cada humano traslada en una especie de saco interior. El globo busca un lugar de aterrizaje apropado, es decir, en la inconsciencia de la mente vacía y desconectada.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento