La Carrera, punto de encuentro de varias generaciones jiennenses

• La calle se ubica en pleno centro histórico de la ciudad
• La Pilarica es el comercio más antiguo de la vía
• "Quitar el antiguo Teatro Cervantes fue un crimen"
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La Carrera siempre ha sido el motivo de muchos turistas y fotógrafos por su sobriedad.
La Carrera siempre ha sido el motivo de muchos turistas y fotógrafos por su sobriedad.
DIANA SÁNCHEZ
La Carrera siempre ha sido el motivo de muchos turistas y fotógrafos por su sobriedad.

Como es escenario y punto de encuentro para muchas generaciones, la calle Bernabé Soriano, o La Carrera como más popularmente se conoce, es una de las vías de la ciudad de Jaén que más historia tiene. Ubicada en pleno centro histórico de la ciudad y a los pies de la majestuosa Catedral, hoy en día aun sigue desprendiendo aires señoriales, gracias a las fachadas de sus edificios emblemáticos y sus comercios.

Su nombre hace honor al médico jiennense que centró parte de su trayectoria al cuidado de los más humildes, durante finales del siglo XIX y una enorme proyección hacia el siglo XX. Según los documentos se le conocía como el "padre de los pobres".

La Carrera ha sufrido varias modificaciones a lo largo de los años, según las propias fotografías que tiene recuperadas y publicadas el fotógrafo José López Murillo. En unas se puede observar cómo la vía no contaba con un pavimento firme, donde se alzaba unos soportales en su margen izquierdo ascendente. Fue en 1905 cuando se pavimentó con adoquines, hasta 1958, que se renovó el acerado para quedarse como está en la actualidad.

Una pareja de viandantes de unos 60 años recuerdan que La Carrera era el paseo por el que salían cuando eran jóvenes "Yo vivía en la parte de abajo de la vía. En aquella época los domingos era el día donde más se llenaba de gente. Era justo aquí donde se relacionaba la sociedad de entonces", asegura Miguel.

Sus comercios

Pero no sólo como vía de tránsito, tertulia y encuentros se conoce la calle Bernabé Soriano, ya que siempre ha existido una gran vida comercial y de ocio. "Recuerdo la barbería que se ubicaba al fondo, donde comprábamos los billetes de lotería, la ‘selecta' camisería Amador, o la droguería Vargas, la mejor de la época", afirma Miguel.

Los años han pasado y sus comercios han cambiado, unos se han trasladado a otra parte de la ciudad y otros han cerrado porque directamente el negocio no era rentable. Sin embargo, siempre hay empresarios que desean que su local esté en esta céntrica calle de Jaén.

No obstante, es La Pilarica, la tienda de caramelos, la única que actualmente se mantiene viva desde que hace pocos años las también históricas: librería Santo Reino y la tienda de caza y pesca, La Perdiz, dejaran de existir, según cuenta el actual propietario de La Pilarica, José Antonio Díaz.

"En sus comienzos, hace aproximadamente algo menos de un siglo, este comercio era de ultramarinos. Fue el hijo del primer dueño el que comenzó a vender golosinas y éste el que me vendió el establecimiento, con el que llevo 27 años atendiendo al público", indica José Antonio Díaz.

Han sido varias generaciones las que han pasado a comprar caramelos aLa Pilarica

El actual propietario de La Pilarica destaca la tradición familiar de aquellos que fueron con sus padres, o con sus abuelos, y que, ahora como padres, también acuden a comprar sus productos: "Son muchos los que se pasan por aquí recordando su infancia. En realidad han sido varias las generaciones que han comprado en La Pilarica", explica el comerciante.

El Teatro Cervantes

Sin duda, uno de los edificios que más huella han dejado en la calle Bernabé Soriano, fue el Teatro Cervantes, que actualmente es un cine, el cual sólo conserva su nombre. Para el actual gerente del Cine Cervantes, Antonio Castillo, el derrumbe del teatro entre los años 1973 y 1974 "fue un auténtico crimen cultural porque formaba parte del patrimonio artístico de la ciudad". Manifiesta el gerente, que asegura que hoy en día parte de la cúpula se encuentra en Francia, conservada como una auténtica reliquia.

Por otro lado, Antonio Castillo, recuerda que el teatro de un aforo de 1.500 butacas, no sólo se centraba en los espectáculos que se ofrecían los días de fiestas, sino también en el Ideal Bar que además era restaurante y confitería, donde se reunía gran parte de la alta sociedad del momento.

La Carrera, como todo el mundo conoce la calle, sigue siendo en la actualidad una calle muy transitada y activa comercialmente. Aunque los nuevos tiempos también la estén adaptando, lo que sí sigue igual es la imagen de la torre de la Catedral y junto al pico de la montaña Jabalcuz.

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