Nuestro alcalde zahorí

En 1995, Málaga pasó bastante sed. Hubo quienes plantearon la posibilidad de traer al puerto, como hacen los mallorquines cuando tienen problemas de suministro, barcos cisterna cargados de agua.
Aquellas pegatinas que imitaban la señal de stop, en la solería de nuestros baños y cocinas, redujeron el consumo un 30% y nos libraron de cortes. Ahora, ocho años después, con los indicadores hídricos en transición hacia tonalidad ámbar, tenemos desaladora.

Y nuestro alcalde, Francisco de la Torre, haciendo las veces de zahorí, asegura que tan sofisticada herramienta servirá para filtrar lo que viene del Guadalhorce, un embalse que antes no nos valía de nada por sí solo (había que mezclar con lo almacenado en otros). Se trata de un buen comodín: la máquina que lleva tres meses en acción sin haber conseguido aún, como ha constatado un análisis del laboratorio Anayco para 20 minutos, lanzar a la red de abastecimiento agua de calidad estable. ¿Por qué no se congela la subida de Emasa hasta agosto, cuando El Atabal dé lo prometido? Activar rápidamente esa carencia sería un acto de coherencia.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento