Juan Ignacio Lasagabaster es la cara visible del reclamo más turístico de Vitoria, la Catedral de Santa María que, gracias a su pericia y la de su equipo, ha llevado su modelo "Abierto por obras" a todo el mundo. Como director de numerosos proyectos en restauración, tiene mucho que contar. Hoy 20 minutos le pregunta sobre su ciudad.

¿Cómo es Vitoria?

Hay algo en esta ciudad que se percibe y que impresiona al que nos visita. ¡Siempre es el de fuera quien nos tiene que revelar nuestros misterios! Es esa atmósfera seria, pulcra y "de verdad", casi de "señorita bien" y de confianza, pero que atesora una fogosa, volcánica y rica vida interior.

Si pudiera mejorar algo, sin ninguna duda sería...

Pienso que los que realmente controlan la economía y el poder en la ciudad, no están sabiendo estar a la altura de su momento histórico. No hay un modelo de ciudad claro y consensuado, con un programa a corto, medio y largo plazo que entienda el ciudadano con claridad o, al menos, esa impresión me da.

¿Qué le falta a nuestra ciudad?

Un verdadero liderazgo en la gestión pública que sólo se puede alcanzar con un amplio consenso político y ciudadano. Echo de menos mecanismos que permitan crear un clima de participación ciudadana. Creo que resulta imprescindible para que el vitoriano se implique de verdad. El ejemplo perfecto sería el Casco Histórico, que urgentemente necesita de una "inyección" de moral ciudadana. Esto sólo puede conseguirse con un alto grado de implicación de sus vecinos pero también del resto de la ciudad.

¿Podría decirse que Álava está buscando su sitio en la oferta turística?

Yo estoy convencido de que el modelo aplicado en Salinas y en la Catedral (abierto por obras) es exitoso y extensible a otras restauraciones pero, eso sí, sin caer en lo fácil, en el "parque temático". El mensaje no puede ser más claro: la implicación emocional del visitante, del ciudadano, en relación con la historia, con "su" historia. Sería un turismo de las emociones. Si somos capaces de ofrecer esto y hacerlo con rigor, convicción y sin complejos, tendremos además un buen producto turístico y rentable.

Además de las Salinas y la Catedral, ¿qué recomendaría visitar?

Existen muchas más posibilidades. Por ejemplo, la ruta de las villas amuralladas con observatorios como los castillos medievales alaveses. La extraordinaria y desconocida ruta de las iglesias pinceladas alavesas o la ruta de la arquitectura hidráulica con los magníficos puentes , las fuentes y lavaderos, los molinos y ferrerías....

¿Llegará a ser en algún momento un reclamo cultural que no dependa del tirón de las ciudades vecinas?

Yo creo que ya lo empieza a ser, pero no lo queremos ver y por ello no lo sabemos aprovechar. Vitoria, es un verdadero laboratorio cultural en ebullición. El Centro Histórico tiene que ser aprovechado para producir modelos originales y eficaces de integración multicultural.

¿Los alaveses valoramos lo que tenemos?

Algunos sí. Los alaveses creo que, a pesar de todo, valoramos lo nuestro pero no queremos compartirlo demasiado con los demás: ¿Pero quiénes son los demás? ¿Será una cierta desconfianza histórica como lugar de paso? Es como si viviendo muy bien no nos atreviéramos a poder (querer) vivir mejor.

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