Vecinos del Carmel acosan los pisos de los realojados

Les echan en cara que hayan conseguido una mayor indemnización. Además de pintadas, les envían cartas y les tiran heces a los interfonos.
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Manolo S. Urbano
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Cerrada ya la crisis del Carmel en el Parlament, queda todavía una profunda herida abierta que ha dividido a vecinos de toda la vida. La docena de vecinos que están viviendo en los pisos de protección de la misma calle Llobregós, porque perdieron sus casas tras el socavón, están sufriendo ahora ataques de otros residentes que no han conseguido tanto dinero.

Según explicó una de las vecinas afectadas, «nos tiran cacas en los timbres, entran en la portería y nos vacían los extintores en el suelo, se mean y también nos hacen pintadas en la fachada». Esto sucede cada semana desde mediados de abril, cuando empezaron a instalarse en estos pisos. La misma vecina lamentó que han llegado al punto de enviarles cartas diciéndoles que cuando cobren ya se les pasará la depresión.

«Tendrían que entender que hemos perdido más y que es normal que nos den más dinero. La envidia es muy mala», dijo la afectada.

Los vecinos han pedido al Patronat Municipal de l’Habitatge que ponga videocámaras y un vigilante de seguridad.

Algunas pintadas se resisten

A pesar de que el Patronat Municipal de l’Habitatge ya ha ido a arreglar alguno de los desperfectos que ha sufrido la finca, la pintada contra el 3% se resiste porque cada vez que la borran la vuelven a hacer. Los vecinos ya se han resignado a vivir con ella.  foto: manolo s. urbano

«Ya no les vamos a comprar»

La vecina explicó que no saben quién es el responsable de estos actos pero lo sospechan «porque cuando se manifiestan, se paran en la puerta para provocarnos». Esta división ha dolido mucho a las familias que perdieron el piso y escogieron quedarse en el Carmel, su barrio de toda la vida. «Algunos de los que nos provocan son comerciantes a los que les hemos comprado toda la vida. Desde luego, ya no lo hacemos».

La veu del carrer

Entrevistats al carrer pons i gallarza

Bruno Sainz. Cap de compres, 32 anys

«El metro ha de tenir millor accés per als cotxets». «A Sant Andreu hi ha moltes obres i molt soroll però m’agrada molt el barri. Abans vivia a Tres Torres però em vaig venir a viure aquí amb la meva dona. Aquí hi ha vida. Crec que el metro ha de tenir millor accés per als cotxets; cal posar més ascensors a les estacions».

Mireia Olmo. Profesora, 27 años

«No me acabo de despegar de Barcelona». «Hace cinco años que me fui a vivir a Granada por amor. Desde entonces estoy entre las dos ciudades porque no me acabo de despegar de Barcelona. Aquí tengo a la familia y los amigos. Allí se vive más la calle pero la gente es muy templada. Podrían bajar los precios de los billetes de avión».

Eduardo López. Electricista, 59 años

«Me estoy recorriendo Catalunya en bici». «Soy argentino y hace tres años que vivo en Catalunya. Estoy enamorado de esta tierra. Me estoy recorriendo Catalunya en bici. Cuando el trabajo me lo permite salgo los fines de semana. Los carriles bici son una buena idea pero hacen falta más. Creo que los que diseñaron los carriles no van en bici...».

Vanessa Tomás. Dependienta, 30 años

«Aquí no te puedes comprar un piso sola». «De vez en cuando cuido a mi sobrina... cuando su madre no puede más. Se porta bien. Yo vivo en Calella pero trabajo en la Illa. Subo y bajo cada día. La vida allí es diferente, más tranquila y tengo delante la playa. Además, aquí no te puedes comprar un piso sola, allí sí».

Antonia Ortega. Jubilada, 63 años

«No he conseguido estar jubilada». «No he conseguido estar jubilada. Cuido a mis nietas, que viven en Cabrils. Es muy cansado pero lo hago con gusto porque sé que ayudo a mi hija».

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