Tiene 83 años pero eso no le impide seguir disfrutando de su gran pasión: saltar en paracaídas. Se trata de Montse Mechó, una barcelonesa nacida en el barrio de Gràcia que ha realizado 934 saltos desde que cumplió los 49. Y no solo es aficionada al paracaidismo. También es una habitual de los campeonatos de natación. Explica que el deporte le ha ayudado a superar las adversidades, como la pérdida de un hijo, la separación de su marido o sobrevivir con una pensión de 300 euros al mes. Acaba de ser nombrada embajadora de GAES Te Cuida, una campaña para fomentar hábitos saludables entre los mayores.

¿Qué le dicen los médicos de que practique paracaidismo a su edad?

No le ven inconveniente. La doctora del CAP me hace un certificado en el que pone 'no presenta ningún problema para la práctica del deporte', porque muchas veces me lo piden.

¿Cómo empezó a saltar en paracaídas?

Era mi sueño y siempre miraba como lo hacían los militares. Mi hijo me propuso un cursillo cuando tenía casi 49 años y me apunté. Hice el 'ángel'. Me dijeron que desde el avión me vieron riéndome. Siempre me dicen que soy un caso especial porque salto riéndome.

¿Cuántos saltos hace al año?

Ahora pocos, ocho o 10, el último fue hace unos días para celebrar mi 83 aniversario, pero de joven hacía muchos más. Competí en campeonatos de todo el mundo: en Arizona, Turquia, Finlandia...

¿Qué es lo que le gusta de saltar?

Es hacer realidad un sueño. Es un privilegio volar. Uno de mis dos hijos murió practicando pesca submarina y cuando hago paracaidismo estoy más allá arriba que abajo. He visto unas puestas de sol y unos paisajes espectaculares.

¿Le acompaña alguien a practicar paracaidismo?

No. Voy sola. Mi hijo está viviendo en Holanda.

¿Le ayuda el deporte a hacer frente a los problemas?

Sí. Cuando estoy muy agobiada me voy al Club Natació Barcelona a nadar. Cuando me dijeron que me quitaban 68 euros de mi pensión de 360 euros, aún no sé por qué, no podía dormir por las noches, y me ayudó pensar que el mar es gratis y el cielo también.

Es conocida por sus danzas en el aire.

Sí. Porque mi madre era pianista y de niña me apuntó a ballet. La danza fue lo primero que hizo que mi cuerpo aprendiera a moldearse. Luego dejé el ballet y me apunté al Club Natació Barcelona porque un vecino llevaba allí a sus niños y me gustaba mucho el agua. Fui campeona de natación y salto de trampolín y palanca de España. También hice ballet acuático, lo que ahora se llama natación sincronizada. Y hoy en día sigo participando en campeonatos de natación para gente mayor.

Creo que en paracaidismo ya no compite porque es muy caro desplazarse.

Sí, y si puedo saltar de vez en cuando es porque me lo regala la Federación de Deportes Aéreos.

¿No ha pensado nunca en obtener un beneficio económico de su fama como saltadora?

Una vez hice un anuncio para Coca-Cola y me pagaron. Luego me dijeron que me apuntara a una agencia de publicidad, pero ganarme la vida yendo como una peonza no quiero. Además, soy solo amateur.

¿Vive sola?

No. Tengo a mi nieta viviendo en mi casa, cerca de la plaza Urquinaona, porque está estudiando en Barcelona. Además, mi hermana vive en mi misma escalera.