Una inmobiliaria abre en su oficina una panadería. Frente a la creciente crisis del ladrillo, la solución más atrevida: imaginación y riesgo. Es la apuesta que ha emprendido la bilbaína Belén Ortiz Eguiluz, agente de la propiedad inmobiliaria número 889, en su céntrico local de la calle Castaños, 19, de Alicante, donde ahora también vende pan y magdalenas.

Las promociones de su agencia, Inmobiliaria Ortiz, son variadas, y a precios "asequibles, al alcance de un comprador normal", pero "el gasto del local, más los sueldos y los impuestos" que cada mes debe abonar esta valiente y optimista pequeña empresaria, la han obligado a "optimizar el gasto". De forma tal que, en un gesto valiente, la mitad de su oficina, de apenas 20 m2, se dedica ahora a otra actividad: sigue vendiendo pisos y, justo al lado, empanadillas o cocas de mollitas.

Para atender ambas dependencias, Ortiz cuenta con cuatro empleados a media jornada y "muchísimo valor". Y en un negocio que antes fue tienda de ropa, siempre con buen olfato empresarial.

Ahora, la gente hace cola frente al cristal de los torteles y ante planos de pisos que tardan en venderse.