La venta de antirradares es legal pero si se usa, multan

La Ertzaintza en Vizcaya ha sancionado a 65 conductores por llevarlo, pero su instalación está permitida. El carné por puntos dispara su uso.
Talleres y concesionarios oficiales en Bilbao están montando antirradares en los vehículos. Lo hacen sin ningún miedo, pues aunque circular con un detector de radares en el coche conlleva una multa de 150 euros y la retirada de dos puntos del carné, su instalación está permitida. Así lo ha confirmado la Ertzaintza a 20 minutos.

Son paradojas de la normativa, que conductores, talleres y vendedores de coches no dudan en utilizar en su beneficio. «Sobre todo es muy típico en los concesionarios de vehículos de gama alta. Si pides un antirradar, el vendedor o el fabricante se encarga de instalártelo y sales del punto de venta con él puesto», explica Luis Murgia, asesor de seguridad vial del RAC Automóvil Club.

En los talleres también es sumamente sencillo. «Sí, sí. Tú vienes, eliges el que más te interese y en dos horitas lo tienes montado», explican afables en un taller de Bilbao al que llamó este periódico.

Desde el RACC, Murgia indica que la venta de antirradares ha experimentado un boom desde la entrada en vigor del carné por puntos y las penas de cárcel para conductores temerarios en extremo.

Consideraciones éticas aparte, un antirradar es una perita en dulce para muchos conductores. Por ejemplo, ir a 163 km/h por la autopista acarrea una sanción de 200 euros y la retirada de tres puntos en el permiso de conducir. Si cazan a alguien con un detector de radar, solamente le multan con 150 euros y le quitan dos puntos, como ya se ha explicado.

Con todo, la Ertzaintza realizó el pasado mes una campaña contra estos aparatos en Vizcaya. Cazó a 65 conductores en total.

Precios de más de 2.000 euros

Hay muchas gamas de antirradar. Un aparato efectivo, que detecte la gran parte de los radares situados en la carretera, cuesta unos 770 euros, con instalación incluida. Si se aspira a un dispositivo infalible, el precio puede superar los 2.000 euros. Los antirradares están camuflados en el coche. Para detectarlos, la Ertzaintza detiene el vehículo. Entonces enciende su radar, y si dentro del automóvil suena un pitido, bingo; han pillado un antirradar. Multa al canto y dos puntos menos.

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