En esta tesitura se ven los 146.329 vascos con movilidad reducida (según datos del INE) que quieren tomar un tren para viajar. «Lo ideal sería un transporte plenamente adaptado, y si no, un sistema más ágil, que no requiera avisar dos días antes de lo que vas a hacer», señala Txema Alonso, coordinador de Bidaideak, asociación en apoyo a discapacitados físicos.

Una discriminación

Él entiende que esto supone una discriminación hacia el colectivo. Txema Alonso propone que cuando un minusválido compre un billete, Renfe disponga los medios para que en el día y la hora en que ese tren salga, esté preparado el elevador para subir al pasajero en silla de ruedas al tren.

Al contrario, Renfe cree que las 48 horas de antelación son una medida que garantiza que todo minusválido disfrute de ese derecho.

Diversas asociaciones de discapacitados en Euskadi ya han presentado quejas formales ante la compañía por este hecho, según Txema Alonso. «Y no hacen nada porque no es su prioridad», lamenta.

Esto ocurre en las líneas de largo recorrido. Porque en cercanías, «prácticamente todas las estaciones están sin adaptar», cuenta Alonso. Tal y como explica, las personas en silla de ruedas desisten directamente de tomar el tren para moverse por Vizcaya.

«Las infraestructuras se hicieron hace ya mucho tiempo y al construirlas ni se pensó en la accesibilidad», relata Txema Alonso. Así, las estaciones tienen escaleras sin ascensor,  hay demasiada separación entre el andén y el vagón...

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