Los atuneros vascos piden protección ante los piratas somalíes

Los ‘arrantzales’ piden al Gobierno español la intervención «incluso del ejército», ante el aumento de secuestros de buques.
En 1554, 180 balleneros vascos fueron atacados y saqueados por 13 naves francesas en una épica batalla que duró un día y medio. Cinco siglos después, hasta 15 atuneros vascos que faenan actualmente frente a las costas somalíes se ven también expuestos al ataque de los piratas de ahora, más modernos, pero igual de ambiciosos que antes.

El siglo xvi era la época de las patentes de corso (permisos que concedían los reyes para hundir los barcos comerciantes de los enemigos), pero también la época en la que se decía que los marinos vascos respondían con contundencia cuando sus intereses comerciales se veían en peligro. Sin embargo, hoy en día, lo que los arrantzales sienten es temor a verse sorprendidos por los piratas locales en los cuatro meses que dura la pesquería de atún.

Su preocupación va más allá de la simple pérdida de la carga. «El problema es que te secuestren el barco y te lo lleven a tierra para pedir un rescate», señala Juan Pablo Rodríguez, gerente de Anabac, la asociación de atuneros y congeladores vascos.

Piden protección

El caso es que los ataques a los diferentes buques internacionales que pescan por la zona se han incrementado en los últimos años. Por eso, los atuneros piden protección, «incluso militar si llega a ser necesario», insiste Rodríguez.

El portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Josu Erkoreka, se hizo ayer eco de las peticiones de los marinos vascos y solicitó al Gobierno español que tomara medidas para asegurar la pesca de atunes en las costas de Somalia. «El Gobierno debe responsabilizarse y actuar eficazmente contra los ataques», dijo.

Erkoreka propuso, además, que el Ejecutivo central contactara con las autoridades locales para garantizar la seguridad de los pesqueros, «porque los buques de la OTAN sólo están dos semanas de los tres o cuatro meses que dura la pesquería del atún».

Bonitos, ¿de aquí o de fuera?

Una de las principales preocupaciones de los pescaderos cuando van al mercado es saber si el bonito que compran es de aquí o de fuera. Algunos supermercados aseguran, incluso, que todo su bonito es del Cantábrico, mientras que otros dudan de que eso sea posible. Fuera hay más pescado y, pese al transporte, o los piratas, a muchos pescadores les compensa.

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