Según relata el Ministerio Público en su calificación, a la que ha tenido acceso Europa Press, el procesado, que es informático y "tenía perfecto conocimiento de cómo instalar programas informáticos en cualquier ordenador", mantuvo una relación sentimental con una mujer desde diciembre de 2009.
Al respecto, el joven tenía acceso a su ordenador y aprovechando sus conocimientos instaló, "sin autorización, ni consentimiento", de ella un programa que le permitió supervisar hasta septiembre de 2010 "todas las actividades que realizaba, así como ver capturas de pantalla del escritorio y la actividad de Internet que visitaba, las pulsaciones de tecla -incluyendo 'chat', correos electrónicos y contraseñas- y el portapapeles".
Además, el fiscal detalla que el acusado configuró el programa de forma que cada 15 o 30 minutos el resultado de toda la actividad que con el ordenador llevaba a cabo la mujer llegaba a la cuenta de correo electrónico del procesado, y una vez que se enviaban con éxito a su correo, tales registros se borraban.
De esta forma, el acusado tuvo conocimiento de "algunas conversaciones privadas" de su pareja, como una con un amigo de Málaga en la que ella hablaba de su exmarido y que el procesado reenvió al exmarido. La relación sentimental se rompió y el acusado no le dijo a la mujer nada del programa espía.
No obstante, una vez que ella se percató, tras comprobar el historial del ordenador y que su actividad llegaba a conocimiento del procesado, en marzo de 2011 "escandalizada" ante ello acudió a la comisaría a denunciar los hechos.
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