La Comisión Europea presentó este lunes un borrador que matiza la desaparición de las tarifas de roaming en la UE prevista para junio de 2017 con el fin de evitar posibles "abusos" de los usuarios telefónicos. ¿En qué consisten las propuestas de Bruselas y cómo afectan al consumidor europeo?

Cualquier usuario de móvil que haya viajado fuera de su país conocerá la importancia del roaming (o itinerancia, como recomienda la Fundeu). Se trata de un servicio ofrecido por las operadoras a sus clientes para que puedan recibir y realizar llamadas, SMS o consumir datos fuera del territorio en el que se ha contratado la línea. A cambio, se aplica un sobrecoste en la tarifa de las llamadas (por minuto) y de la navegación (por MegaByte).

"No se trata sólo de que los europeos ahorren el coste de la itinerania, sino de que caigan las barreras del mercado único digital", indica el Ejecutivo Comunitario, que considera al roaming una especie de tasa a la libre circulación de personas. La CE, por lo tanto, estima su eliminación ayudará a impulsar el crecimiento en los 28 estados de la Unión.

El pleno del Parlamento Europeo estableció el año pasado que el 15 de junio de 2017 era la fecha límite para que las operadores siguiesen cobrando por los servicios de roaming. Algunas operadoras en España (como Vodafone y Orange) no han esperado a esa fecha y ya han dejado de cobrar la itinerancia a sus clientes en determinados contratos. Otras compañías ofrecen cuotas diarias o han reducido ya sus tarifas. El borrador presentado ayer por la Comisión deberá ser aprobado por el Parlamento antes del 15 de diciembre.

Bruselas ha preferido una aplicación gradual de la normativa para que la eliminación repentina de los costes de itinerancia no tentase a las operadoras aelevar de forma injustificada sus tarifas nacionales con el fin de compensar la pérdida de ingresos. Por eso decidió el año pasado que las tarifas de itinerancia existentes —0,19 euros de sobrecoste por minuto de llamada saliente, 0,06 por SMS y 0,20 por MB— se redujesen un 75% en abril de 2016 hasta una cantidad máxima de 0,05 euros (llamadas) 0,02 (SMS) y 0,05 (MB). En 2017 estos sobrecostes, que no incluyen IVA, desaparecerán... pero con matizaciones.

Según el Ejecutivo comunitario, para evitar  la "utilización abusiva" de la itinerancia para otros propósitos que no sean viajes periódicos. "Terminamos con los cargos de 'roaming' en el sentido de que son cargos de 'roaming'. Hay un desplazamiento, no es algo permanente. Si es permanente, no es itinerancia", declaró este martes la portavoz comunitaria Nathalie Vandystadt.

Bruselas teme que algunos aprovechen la desaparición del roaming para comprar tarjetas SIM en los países con las tarifas más asequibles y utilizarlas en sus propios países en modo de 'itinerancia'. O que un usuario use constantemente en el extranjero una línea contratada en su país. "Tales situaciones podrían impactar negativamente en los precios nacionales y, en última instancia, en todos los usuarios", apunta la Comisión.

El borrador presentado este lunes por la Comisión Europea limita a 90 días la itinerancia manteniendo los precios 'nacionales', o de 30 días si estos son consecutivos para "evitar una utilización abusiva del 'roaming". Según Bruselas, esos 90 días suponen un límite suficiente porque "los europeos de media viajan menos de tres meses al año a otro Estado miembro". Si el usuario rebasa este número se permitirá a los operadores aplicar una "política de uso justo". Es decir, les permitirá cobrar a estos usuarios un sobrecoste por itinerancia. Las compañías podrían optar por no repercutir el cobro. Pero si lo hacen, deberá limitarlo a un máximo de 0,04 euros por minuto de llamada, 0,01 de SMS y 0,85 por MB.

Sólo si se rebasan estos límites temporales. Si, por ejemplo, tus vacaciones duran 35 días y usas el teléfono para llamar o navegar desde el primer día, el usuario solo pagará su tarifa nacional en los 30 primeros días, pero su operador le cargará un sobrecoste de itinerancia en los cinco últimos. Por otro lado, quienes estudian o trabajan en otro país —generalmente pasan fuera más de un mes seguido— se verán empujados a contratar una red local del país en el que viven para no pagar sobrecostes. No es el caso de los empleados 'fronterizos', que trabajan en otro país y regresan al suyo a dormir; la normativa les obligará sin embargo a conectarse al menos una vez al día a su red nacional como prueba de que pernoctan en su país.

La normativa restringirá el uso que estos consumidores realicen del roaming al promedio de consumo nacional de los usuarios con estas tarifas. Según Bruselas, se promueve así un "uso razonable" de la itinerancia. Lo que se consuma en exceso de este promedio, se podrá cargar por el operador con un sobrecoste. "Es una medida inadmisible porque que no respeta el servicio contratado por el consumidor", critica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU); "el consumidor debe poder hacer uso de su tarifa con independencia de los consumos del resto de usuarios".

La OCU ha denunciado este martes la "falta de ambición" del borrador y las "excesivas limitaciones" para los consumidores, especialmente para quienes por trabajo o estudios se encuentran desplazados habitualmente en otro país de la UE. "Es un paso atrás en la apertura del mercado único", dice la organización; "se han priorizado los intereses locales de determinados operadores antes que la libertad de los consumidores para contratar sus tarifas con el operador del país que pueda ser más conveniente para su economía o estilo de vida". No es la opinión de Bruselas. Según Vandystadt, la CE "lleva actuando una década contra los cargos por la itinerancia y ahora impulsa su abolición".

Sí. La normativa solo aplica a los 28 estados miembros, así que el usuario debe tener cuidado en las llamadas y conexiones a Internet que realice desde otros países europeos como Andorra o Suiza.