Para toda una generación de espectadores, y también dos, era decir Tarzán y de inmediato la imagen se asociaba al actor, y campeón olímpico de natación, Johnny Weissmüller. Su icono aún perdura. Hizo célebre el famoso grito, creado por el especialista en sonido Douglas Shearer inspirado en los cantos tiroleses. Tanto la mona Chita como Boy, su hijo adoptado, nunca fueron más populares que a su lado y, por mucho que hayan avanzado los efectos especiales, nadie saltaba de liana en liana o se lanzaba al agua para luchar cuerpo a cuerpo contra un cocodrilo mejor que él.

Nacido en 1904 la localidad de Timișoara, en la actual Rumania, falleció en Acapulco a los 79 años. Dicen que se volvió loco y que, en sus últimos años, turbaba la paz del resto de los inquilinos del geriátrico donde residió en California porque, en su demencia y creyéndose de verdad el personaje creado por Edgar Rice Burroughs, a menudo se le podía escuchar profiriendo su famoso alarido. Sin embargo, más de uno pensará que no es que Weissmüller se creyera Tarzán, es que él era Tarzán.

Ninguno de los intérpretes que le sucedieron logró destronarle. Y este es también uno de los retos de Alexander Skarsgård, luchar contra la inmortal imagen Weïssmuller en La leyenda de Tarzán, que llega a nuestros cines este viernes, 22 de julio. El otro desafio es volver a poner de moda en el género de aventuras al rey de la selva a una nuevas generaciones acostumbradas a los superhéroes.

Antes de Weismüller hubo más de media docena de actores que interpretaron al personaje, adulto o de joven, y es que Tarzán casi cumple 100 años desde su primera aparición en el cine. El primero fue Elmo Lincoln en 1918, y le seguirían P. Dempsey Tebler (1920-21), Gene Polar (1920), James Pierce (1927) o Frank Merrill (1928-29). Entonces no había grito. Todos ellos lo encarnaron en la etapa del cine mudo.

Hubo varios intentos de buscarle un competidor, en 1932 con el también atleta olímpico Buster Crabbe, en 1935 Bruce Bennett o Glenn Morris en 1938. Pero a mediados de los años 40, con un Weismüller también cuarentón, el relevo en Hollywood se hacía imprescindible. De entre sus sucesores, tanto Lex Barker, desde 1949 hasta 1953, como Gordon Scott (1955 - 1960) mantuvieron un nivel muy digno en la gran pantalla; mientras que en la pequeña, en los sesenta triunfaría una serie de televisión protagonizada por Ron Ely (1966-68). En los 70, Robert Ridgely le puso voz en una serie de animación.

También hubo un Tarzán español, concretamente el soriano José Luis Ayestarán (con el alias de Richard Yesteran), nacido en Alcubilla de Avellaneda, campeón culturista, doble de Schwarzenegger en Conan el bárbaro y protagonista de Tarzán y el misterio de la jungla (1973) y Tarzán y el tesoro Kawana (1975). David Carpenter, nombre artístico anglosajón del tinerfeño Domingo Cosedio Hernández, lo encarnó en Tarzán en las minas del rey Salomón (1974), con Nadiuska, una de las reinas del destape en los 70, como Jane.

A inicios de los 80, el director John Derek, especializado en películas de erotismo soft, decidió que era hora que Jane le robara protagonismo al rey de la selva y en Tarzán, el hombre mono (1981), hizo que luciera palmito la que por entonces era su esposa, la sex symbol Bo Derek, eclipsando al Tarzán de esa aventura, el cachas Miles O'Keeffe. Tuvo que llegar Christopher Lambert con Greystoke, la leyenda de Tarzán (1984) para reivindicar tanto su trono como el rango aristocrático del personaje. El más reciente Tarzán cinematográfico, antes de Skarsgård, fue Casper Van Dien en Tarzán y la ciudad perdida (1999).

A lo largo de la historia ha habido parodias, como la de George de la jungla (1997) con Brendan Fraser; tarzanes hindúes, turcos o filipinos. Y con tanto calor, ambiente exótico, tabarrabos y bikinis no han faltado las versiones porno. Más fieles al espíritu original fueron las adaptaciones en animación. Disney plasmó una notable versión en 1999; en cambio otra producción alemana en 3D de 2013 no acabó de convencer ni a público ni a crítica.

Elmo Lincoln. El primer Tarzán cinematográfico. De aspecto bonachón y casi de indígena norteamericano. Debutó con Tarzán de los monos (1918), con el joven actor Gordon Griffith haciendo de Tarzán muchacho, y lo interpretaría en dos ocasiones más. Sin embargo, el fornido actor no contó con el visto bueno de Edgar Rice Burroughs.

Johnny Weissmüller. Uno de los grandes campeones de natación en su tiempo, pulverizando récords y ganador de 5 medallas olímpicas y una de bronce, y el Tarzán del cine por excelencia. Fue el hombre mono en 12 largometrajes, entre 1932 y 1948, la mitad junto a Maureen O'Sullivan, la Jane más recordada del cine. A su muerte, en 1984, la prensa destacó que "desnudo era una estrella".

Lex Barker. Más salvaje y rudo. Galán y seductor. Acabó esculpiendo su cuerpo trabajando en la industria del acero antes de triunfar en la gran pantalla. Debutó con Tarzán y la fuente mágica (1949). Lo interpretó en cinco ocasiones. Logró popularidad y fue otro de los mejores tarzanes del cine. Su quinta, y última, esposa fue Tita Cervera. Se casaron en 1965 y cuando éste falleció, en 1973, ella trajo sus cenizas a España.

Gordon Scott. Fue el relevo de Lex Barker y se estrenó en 1955 con Tarzán en la selva escondida. Lo descubrió un cazatalentos mientras trabajaba como guardaespaldas en Las Vegas. Lo interpretaría en un total de seis largometrajes, y junto con Barker fue el mejor sustituto que tuvo Weissmüller hasta el punto que algunos críticos le consideran el mejor Tarzán. Le devolvió al personaje cierto porte de elegancia y también fue el más cachas hasta el momento.

Christopher Lambert. El actor francés, nacido en Estados Unidos, protagonizó una de las adaptaciones más aclamadas y más fieles a la obra original de Burroughs: Greystoke, La leyenda de Tarzán (1984). La peculariedad de su rostro era que era bizco. El suyo fue un Tarzán indómito y con indudable magnetismo "animal". Los inmortales (1986) fue su otro gran éxito en cine.

Casper Van Dien. De aspecto apolíneo y cautivador. Buscaba a un público joven, pero Tarzán y la ciudad perdida (1999) fracasó en taquilla. Fue su primera y única aventura en la selva. Trabajo no le ha faltado, pero sus intervenciones más destacadas siguen siendo en Starship Troopers (1997) y Sleepy Hollow (1999).

Disney. No todo iba a ser carne y hueso. La compañía de Tío Walt tardó en realizar su propia adaptación del célebre héroe de la jungla y no les salió nada mal. El supervisor de animación del personaje, Glen Keane, aseguró que se había inspirado en su hijo de 15 años, surfero y practicante de deportes extremos. La voz original la puso Tony Goldwyn.

Alexander Skarsgård. El actor sueco de 39 años, y conocido por la serie True Blood, es el primer Tarzán de este siglo XXI. Al gusto actual, en La leyenda de Tarzán luce un cuerpo moldeado en el gimnasio, marcando abdomen; más fiero y de trazo de superhéroe. Siguió una estricta dieta y ejercicios de levantamiento de pesas que le hicieron ganar 11 kilos de musculatura.