Al aventurarnos en lo que será una de las operaciones comerciales más importantes de nuestra vida, la compra de una casa, probablemente precisaremos de una hipoteca o cualquier aval financiero. Por ello, no sólo hemos de poseer una base económica estable, sino también dar la impresión de que eso seguirá siendo así.

Hay cosas que no es conveniente hacer antes de iniciar el proceso de compra.La primera es no efectuar compras cuantiosas. No hay que acumular otras deudas, por lo que antes de adquirir una casa no conviene gastar en exceso en muebles, aparatos electrónicos, joyas, vacaciones ni, por supuesto, automóviles.

Cuando los bancos analizan nuestra situación financiera antes de concedernos un préstamo a largo plazo, se interesan por nuestras fuentes de ingresos y valoran la regularidad: si sacamos o ingresamos sumas importantes nos pueden pedir justificantes de nuestros gastos –lo que alargaría el proceso–. Es mejor dejar nuestros ahorros en su sitio antes de pedir un préstamo y, por supuesto, no cambiarlos de banco.

Diferencias de cálculo

Es preferible no cambiar de empleo poco antes de solicitar un préstamo. Quizá eso no nos parezca importante, especialmente si hemos aceptado un trabajo mejor remunerado, pero el banco considerará que nuestra estabilidad laboral no es tan buena como antes.

Si una parte del salario proviene de comisiones, bonificaciones, etc., el asunto se complica. El banco prorratea los ingresos extra de los últimos dos años en un empleo antiguo, pero no contabiliza el dinero de esos dos años en un trabajo nuevo.

El autónomo, más inseguro

Ser tu propio jefe puede tener muchas ventajas, pero no es la mejor situación para afrontar la compra de una vivienda. Sin la seguridad de un mínimo de horas o de clientes, el banco no podrá calcular nuestros ingresos y es probable que desestime nuestra solicitud de préstamo. Si piensas independizarte y convertirte en autónomo, convendría comprar la casa antes.