Llegan por primera vez a España las imágenes espontáneas de la fotógrafa niñera Vivian Maier

  • Cuidó niños para ganarse la vida y murió en el anonimato y la estrechez a los 83 años, dejando 120.000 negativos y 2.000 películas sin revelar.
  • Hasta el 2007 no se tuvo conocimiento de la obra, abandonada en un guardamuebles, de una fotógrafa aficionada que no enseñaba a nadie su trabajo.
  • La Fundación Canal y PHotoEspaña muestran en Madrid una antología del último gran fenómeno de la fotografía entendida como pasión personal.
  • Blog Trasdós: El tesoro oculto de la niñera Vivian Maier.
Una mujer armenia y un policía discuten acaloradamente en una calle de Nueva York y son retratados por Vivian Maier
Una mujer armenia y un policía discuten acaloradamente en una calle de Nueva York y son retratados por Vivian Maier
© Vivian Maier/Maloof Collection, Courtesy Howard Greenberg Gallery, New York
Una mujer armenia y un policía discuten acaloradamente en una calle de Nueva York y son retratados por Vivian Maier

Para todos era sólo una niñera que en sus jornadas de descanso salía a la calle con una cámara Rolleiflex con la que practicaba —y lo hacía con una mirada de gran maestra— lo que los especialistas llaman candid photography, cuya mejor traducción es fotografía espontánea, basada en la técnica de hacer una sola toma sin que el sujeto advierta la presencia del retratista ni, por tanto, se prepare y adopte una pose antinatural.

Vivian Maier (1926-2009) fue el secreto mejor guardado de la fotografía de la segunda mitad del siglo XX. Pasó cuarenta años captando imágenes que no enseñaba a nadie y acumuló 120.000 negativos y otros 2.000 carretes que ni se molestó en revelar.

El último gran fenómeno

Convertida en el último gran fenómeno de la foto callejera —sobre todo gracias a la pasión que puso en la fotografía por la fotografía, desde el amateurismo más puro y sin dejarse llevar por ínfulas de artista o afanes comerciales—, la fotógrafa-niñera, nacida en Nueva York y fallecida en Chicago a los 83 años, en el anonimato y la estrechez económica, llega por primera vez a España a través de la antología Vivian Maier: Street Photographer (escriben así, en inglés, los términos fotógrafa callejera).

La exposición, organizada por la Fundación Canal [del 9 de junio al 16 de agosto, entrada libre] e integrada en la programación del festival PHotoEspaña, reúne 126 copias de fotos y nueve películas rodadas en Súper 8 —a Maier también le gustaba el cine y echaba mano del tomavistas con frecuencia—. Forman parte del archivo, localizado por casualidad en 2007 cuando se subastó el contenido de un guardamuebles cuyas tasas Maier había dejado de pagar, y comprado por John Maloof, un contable de Chicago aficionado a la fotografía, que dio con 100.000 negativos, 3.000 copias en papel, cámaras y otros enseres de Maier y ahora administra el legado de la fotógrafa.

Hacía fotos por necesidad íntima

Centradas en protagonistas y objetos inmersos en la dinámica de un día corriente, las fotos descubren a niños mirando de frente, la figura fugaz de un hombre a punto de meterse en un pasadizo, un guante perdido, una persona en apuros intentando rescatar sus papeles del suelo mientras el viento se los lleva... Maier dedicó su vida a convertir la realidad cotidiana en un universo artístico mediante fotos no intrusivas y modélicas del estilo espontáneo que practicaron comercialmente profesionales como Robert Capa y Gary Winogrand. El punto diferencial entre estos y la fotógrafa niñera es que Maier nunca introdujo el dinero en la ecuación: hacía fotos porque lo necesitaba de una forma vital e íntima.

Los organizadores de la muestra madrileña dicen que esta mujer asombrosa "creó una realidad paralela y secreta" con una "modernidad absoluta impropia de la época y de una fotógrafa autodidacta". Destacan que Maier murió en 2009, mientras Maloof intentaba localizarla,  "sin saber que su secreta pasión, la fotografía, la sacaría del anonimato hasta convertirla en una enigmática y fascinante figura".

Niños, ancianos, indigentes...

El recorrido por la exposición está dividido en cinco apartados. En Infancia se aprecia el grado de empatía de la fotógrafa con los críos; Retratos muestra fotos de ancianos, indigentes y otros personajes anónimos que Maier capturaba en la calle con un pasmoso sentido de la oportunidad,

En la sección Formalismos se reúnen tomas nacidas como ejercicios de composición y tanteos con los encuadres; Escenas de calle está dedicado a la vida urbana y la belleza de lo cotidiano en Nueva York y Chicago en los años cincuenta y sesenta, con retratos donde queda clara la excelencia de Maier al establecer la distancia exacta que debía mantener con respecto al sujeto retratado, para permanecer en el límite preciso, ni demasiado cerca —lo que daría a la imagen un tono de retrato posado— ni demasiado lejos —para no convertirla en un panorama—.

Pionera de los autorretratos

Otro de los puntos fuertes de la fotógrafa —y también aquí se mostró como una pionera— merecen un capitulo de la exposición: los Autorretratos. Hizo infinidad, sobre todo en reflejos sobre espejos, escaparates y lunas de coches. Exploró el subgénero con ardor y logró imágenes muy novedosas, como las de su sombra sobre las aceras, la arena de la playa o duplicada en charcos.

El legado de Maier, culminan desde la organización de la muestra, "se ha convertido en una extraordinaria sorpresa para los expertos, quienes quedaron asombrados ante tal genuino y magnífico material fotográfico dotado de una modernidad y una calidad insólita para los años y las circunstancias en los que fue producido".

También en Barcelona

Al mismo tiempo la obra de Maier llega a Barcelona, donde la Fundación Foto Colectania presenta una selección de 80 imágenes de la estadounidense: Vivian Maier. In Her Own Hands (Vivian Maier: en sus propias manos). La antología permanecerá en cartel hasta el dos de septiembre.

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