La precariedad laboral tiene muchas formas de manifestarse. Pero, ¿cuál es la más molesta para los jóvenes? La respuesta es los bajos sueldos. Ése es el principal motivo que lleva a los jóvenes parados a rechazar un puesto de trabajo, según un estudio de la asociación Madeca, dependiente de la Diputación.

El hecho de que no se les ofrezca un contrato indefinido, sino temporal, y de que la duración de la jornada laboral sea excesiva son las facetas del limitado mercado laboral que menos pesan a la hora de responder con una negativa a un ofrecimiento para un nuevo empleo.

El documento señala que el segundo motivo para rechazar un trabajo es que no ofrezcan un contrato. Que la ocupación no permita atender sus obligaciones familiares o que el puesto no guarde relación con su formación son el tercer y cuarto motivo expresados por los encuestados para dar calabazas al empresario.

Sólo uno de cada diez aceptaría cualquier sueldo que se les ofreciera. En cambio, el 41% de los jóvenes que carecen de empleo (en agosto había 9.710 menores de 24 años) aceptarían un trabajo cuyo salario estuviera entre los 600 y 900 euros. El 22% diría sí a entre 900 y 1.200 mensuales y un 4% instala su mínimo en los 1.200 euros.

Cómo buscan un empleo

La principal vía que los jóvenes parados utilizan para encontrar trabajo son los amigos y conocidos (el 20%), seguida de los familiares (14%), entrega de currículum y diversas bolsas de trabajo (12%), servicios de búsqueda de empleo de Junta, o Ayuntamiento y anuncios en prensa (10% cada uno).

¿La temporalidad puede ser buena?

El estudio de Madeca incluye un debate entre diferentes agentes sociales: asociaciones, sindicatos, jóvenes, empresarios y administraciones. Una parte de los participantes cree que los trabajos temporales ayudan a ganar opciones y habilidades para tener un mejor puesto en el futuro. Y otros opinan que puede haber muchos más empleos indefinidos, lo que da mayor eficacia al trabajador -que está más motivado- conlleva mayor formación y, por ello, es más productivo.L