En varias centenares de ocasiones Robert Crumb, que en agosto cumplirá 73 años, se ha dibujado viviendo en la mejor casa que imagina: en el culo de una mujer grande, nada obsesionada con la depilación, de piernas largas, nalgas rotundas y pechos no menos tajantes.
El mejor dibujante de la segunda mitad del siglo XX, un personaje contradictorio —voyeurista y dulce, maniático y tímido, explosivo y fantasioso, paranoico pero capaz de tocar el banjo como un ángel—, no se apea de su ideal femenino: barriga redonda y llena, piernas musculosas y de muslos largos, pelvis en retroceso, brazos fuertes y pechos firmes sean del tamaño que sean.
Fundador y editor de 200 'fanzines'
Crumb fue el padre del cómic underground de los años sesenta y setenta: fundó y en ocasiones autoeditó unas 200 revistas, entre ellas Head Comix, The East Village Other, Snatch Comics, Big Ass Comics y la mítica ZAP, el fanzine que el artista dibujaba desde la primera hasta la última página, distribuía en persona por las calles de San Francisco en 1967 y que con el tiempo se convirtió en punto de encuentro de otros dibujantes underground: S. Clay Wilson, Victor Moscoso y Gilbert Shelton—.
Ahora es un artista de galerías y museos sin que la nueva condición haya cambiado su obsesión primaria: las mujeres, entre ellas las peludas chicas-yeti, que provocan a la vez amor, odio y miedo.
'Arte y Belleza'
Una nueva oportunidad de ver originales de Crumb colgados en las paredes de una galería de postín es R. Crumb - Art & Beauty (Arte y belleza), una exposición con dibujos originales que aparecieron de la revista del mismo título que el prolífico artista editó en 1996. La muestra se celebra, hasta el 2 de junio, en la galería David Zwirner de Londres.
Todas las obras tienen en común el formato —se trata de retratos en blanco y negro— y el tema —mujeres poderosas—. Crumb ha elegido un elenco en el que no escatima asomarse a la realidad, como en el caso de la tenista Serena Williams, la atleta Tonja Buford y algunas figuras bajo cuyo anonimato es posible entrever el eco de celebrities mediáticas. En casi todos los casos los dibujos están acompañados por comentarios escritos por Crumb en un tono distante y periodístico.
Humor autoparódico
La ironía habitual del maestro está presente en las tenues citas a los estilos de artistas como Leonardo da Vinci, Paul Cézanne y Andy Warhol. Los dibujos tienen el aire romántico y encendido habitual y el humor autoparódico que es signo de la casa, con Crumb mofándose de sí mismo y de los estereotipos culturales y la intolerancia.
Hijo de un marine violento y una madre ultra católica y adicta a las anfetaminas, Crumb y sus cuatro hermanos encontraron en los cómics y los dibujos animados un mundo paralelo y dulce. Luego llegaría la explosión hippie, de la que formó parte sin desearlo ("nunca fui uno de ellos, sólo tengo una pasión en la vida: el sexo") y algunos pleitos por supuesta pornografía.
Llamado, no sin razón dada su satírica y caustica visión de la vida, "el Brueghel de nuestro tiempo", ha sido comparado con Mark Twain por su afiladísimo humor.
Vive en Francia desde 1991
Desde que se estableció en Francia en 1991 ha abierto su paleta temática. Con el escritor David Zane Mairowitz produjo una biografía de Kafka y en 2009, tras cuatro años de trabajó, publicó su visión del bíblico Génesis. Su último libro, Háblame de amor (2011) está escrito y dibujado en colaboración con su mujer, Aline Kominsky-Crumb, que podría ser una de las amazonas a las que dibuja Crumb: tiene músculos y puede levantar en vilo al marido.
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