ANPBA eleva queja al Procurador del Común por la muerte de tres toros en los encierros de Cuéllar (Segovia)

La Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (ANPBA) ha presentado una queja ante el Procurador del Común de Castilla y León, Javier Amoedo, por el silencio de la Agencia de Protección Civil ante el recurso de alzada interpuesto por la organización animalista contra el archivo de su denuncia por la muerte de tres toros en los encierros de Cuéllar.

La Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (ANPBA) ha presentado una queja ante el Procurador del Común de Castilla y León, Javier Amoedo, por el silencio de la Agencia de Protección Civil ante el recurso de alzada interpuesto por la organización animalista contra el archivo de su denuncia por la muerte de tres toros en los encierros de Cuéllar.

El fallecimiento de los tres animales se produjo el pasado 31 de agosto en el segundo de los encierros, reconocidos como los más antiguos de España. Los astados, "aparentemente exhaustos", según argumenta la organización, se desplomaron antes de llegar al coso tras el recorrido por el campo.

ANPBA denunció los hechos en septiembre ante la Delegación Territorial de la Junta en Segovia, pero su demanda fue archivada puesto que el maltrato animal no constaba en el acta del delegado de la autoridad nombrado para el festejo —la Guardia Civil—. Ante ello, la Asociación presentó recurso de alzada, que debía ser resuelto por el director general de la Agencia de Protección Civil, José Luis Ventosa.

Sin embargo, tras transcurrir el plazo establecido de tres meses la Asociación no ha recibido la preceptiva respuesta al recurso, lo que, según apunta, podría afectar negativamente a los legítimos intereses de ANPBA respecto de la obligación de la Administración de resolver expresamente, en tiempo y forma, la solicitud y notificarla, según lo establece la Ley 30/92 de Procedimiento Administrativo.

En su recurso, la entidad animalista reiteraba formalmente a la Agencia de Protección Civil el inicio de una investigación para aclarar los hechos, así como que se determinaran oficialmente las causas que llevaron al fallecimiento de los tres toros para que, en su caso, se iniciara expediente sancionador.

ANPBA, que califica las muertes como "espantosas", se queja de que en los encierros los toros "se ven acosados sin tregua por un maremágnum compuesto por centenas de caballos, caballistas con varas y un descomunal gentío en la zona urbana que incita a los animales". De hecho, agrega, algunos participantes incluso incitan a los astados con prendas de vestir a modo de capotes y ese "tremendo acoso" provoca que los toros "se estresen y embistan en un desesperado intento de huida hacia delante".

Para la organización, los hechos podrían haber contravenido el decreto por el que se aprueba el Reglamento de Espectáculos Taurinos Populares de Castilla y León, que garantiza la protección de las reses utilizadas en estos festejos.

"toros de gran casta y pureza"

La muerte de los tres animales, procedentes de la ganadería de El Canario, se produjo en el segundo de los populares encierros cuellaranos que organiza el Ayuntamiento. Uno de ellos cayó muerto a las puertas del tramo urbano, en el conocido como 'embudo', mientras que los otros dos se desplomaron en las calles, poco antes de alcanzar la plaza de toros.

Tras el recorrido por el campo, estos dos últimos escaparon desde el embudo hasta la Cuesta de Castilviejo y fueron después reconducidos hacia el embudo, desde donde iniciaron de nuevo el descenso hasta el tramo urbano. Una vez en las calles, los astados derrotaron repetidamente contra las talanqueras antes de quedar tendidos en el suelo.

El alcalde de la villa, Jesús García, señaló tras lo ocurrido que los toros de El Canario son animales con pesos superiores a los 500 kilos y que tienen mucha casta y pureza, lo que les impulsa a seguir arremetiendo mientras les queda un suspiro de vida.

El regidor defendió la decisión de reconducir a las reses escapadas de nuevo hacia el embudo e iniciar el descenso hacia las calles, una situación que se ha dado en años anteriores sin que los animales terminaran muertos.

García explicó asimismo que había dado orden para que los dos astados que finalmente emprendieron la bajada —los que fallecieron antes de alcanzar el coso— no llegaran a las calles y fueran guardados en los corrales del embudo, aunque no fue posible por el "arranque" de los mismos. De cualquier forma, aseguró que no llevarlos hacia el embudo habría sido más arriesgado por el peligro que entrañaba para la población.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento