El aviso de bomba de ETA colapsó media provincia

  • Se cerraron la N-1 entre los kilómetros 242 y 337 (Burgos-Briviesca) y la AP-1 entre los kilómetros 2 y 36 ( peaje de Castañares-Briviesca).
  • Los Tedax inspeccionaron la zona ayudados por agentes de Burgos y Valladolid.
  • Un bebé enfermo tuvo que ser rescatado del atasco por la Guardia Civil.
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Los burgaleses sufrieron en primera persona las consecuencias de los avisos de bomba que ETA dijo haber colocado en varias carreteras del norte de España el pasado sábado, entre ellas una de Burgos. Miles de vehículos se vieron atrapados al intentar atravesar la provincia por varias carreteras que acababan de ser cortadas al tráfico por seguridad.

Sólo explotó un artefacto, de escasa potencia, en la N-232, a la altura de Fuenmayor, La Rioja; pero, por precaución, se cortaron durante tres horas varios tramos de carretera de la N-1, entre los kilómetros 242 y 337, y la AP-1, entre los kilómetros 2 y 36. Se sospechaba que la bomba podría haber sido colocada en la N-1 entre los peajes de Rubena y Castañares. No se encontró nada.

Desde la 15 horas , cuando se tomó la decisión de cortar el tráfico, la circulación se desvió, en sentido norte, por la N-120, la A-231, la N-623 y la N-611. En sentido sur, el tráfico se recondujo por la BU-710.

Ya en la capital, se puso en marcha un dispositivo especial para regular el tráfico que había sido desviado y que accedía a la capital por las rutas alternativas.

Fue finalmente a las 18 horas cuando, tras las labores de inspección de la zona, se procedió a la reapertura de la N-1 y media hora más tarde se hizo lo propio con la AP-1.

Un bebé enfermo, rescatado del atasco

En cuanto se tuvo conocimiento del aviso,

los Tedax, el grupo de desactivación de explosivos de la Guardia Civil, apoyados por
agentes de Burgos y Valladolid, por la Policía Nacional y por un
helicóptero enviado desde Logroño, rastrearon la zona en busca del supuesto artefacto explosivo.

Protección Civil también tuvo que emplearse a fondo para auxiliar a los ocupantes de los vehículos que habían quedado atrapados en el gigantesco atasco entre Castañares y Rubena. Uno de los vehículos parados, que trasladaba a un bebé enfermo de once meses, tuvo que ser escoltado por un coche de la Benemérita ante la imposibilidad de que pudiera acceder una ambulancia para socorrerlo.

La inspección continuó  durante el domingo 

La subdelegada del Gobierno en Burgos, Berta Tricio, aseguró que pese a que la inspección realizada tanto en la N-1, a la altura de Rubena, como en la AP-1, en el entorno de Castañares, descartaron en un principio la existencia de artefacto explosivo alguno, contrariamente a lo anunciado por ETA, los trabajos de rastreo de ambas zonas continuarían durante el domingo, como así fue.

"Vamos a seguir trabajando porque, a pesar de que se han descartado explosivos en las zonas visibles como calzadas, arcenes y cunetas, la experiencia nos dice que es necesario seguir trabajando mientras el tiempo nos lo permita y seguir incluso mañana", insistió Tricio, quien, se felicitó por el eficaz funcionamiento del operativo de seguridad montado en ambas zonas.

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