Josefa Tudó y Catalán, más conocida como Pepita Tudó, esposa de Manuel Godoy y modelo de Goya, es la protagonista del Documento del Mes del Archivo Histórico Provincial de Málaga.

Así lo ha presentado este martes la delegada territorial de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía en Málaga, Monsalud Bautista, acompañada de la coordinadora del Instituto Andaluz de la Mujer (IAJ), Rosa Mar Rodríguez.

Josefa Tudó y Catalán fue una mujer adelantada a su tiempo. Se casó con Manuel Godoy, le acompañó en su exilio y sufrió unos tiempos en que las ideas más tradicionales y conservadoras se enfrentaban a los intentos ilustrados y de libertades representados por la Revolución Francesa.

Asimismo, parece haber coincidencia entre los investigadores en que fue ella la que posó como modelo de las majas, la vestida y la desnuda, para Goya. Las dos pinturas, propiedad de Godoy, fueron requisadas por Fernando VII en 1807 y luego secuestradas por la Inquisición, en 1814, que llegó a interrogar al pintor para que confesara quién había sido la modelo de tan pecaminosas obras.

El documento del mes

El documento del mes de marzo se basa en títulos de la propiedad de diversos inmuebles que recientemente han ingresado en el Archivo Histórico Provincial procedentes del Archivo del Distrito Notarial de Málaga.

Entre ellos hay reflejo del crecimiento de la ciudad entre el siglo XVI y el XX, con la urbanización de la Alameda Principal y sus alrededores, los terrenos ganados al mar o la aparición y posterior desaparición de edificios militares o industriales en el centro urbano.

El caso concreto que recoge responde al título del edificio situado en el número uno de la calle Atarazanas, que luego se renumeraría con el dos y que corresponde a la manzana conocida como Isla de Arriarán, citada en el Quijote y entregada por los Reyes Católicos en 1488 al marino vasco Garci López de Arriarán por su contribución a la conquista de Málaga.

El edificio, que quedaba entre la Puerta del Mar y lo que hoy día es el mercado de Atarazanas, fuera de las murallas, se convirtió en un lugar donde se reunían personas de no muy buena reputación.

El documento recoge las diversas manos por las que fue pasando el edificio hasta que en 1709 su nuevo comprador, Salvador Fauras, lo convirtió en Aduana de la Puerta del Mar. Un siglo después, y procedente de la desamortización de los bienes de la 'obra pía' del obispo de Cádiz, Lorenzo Armengual de la Mota, Josefa Tudó lo adquirió por 910.000 reales, una cifra muy elevada para la época, que abonó con vales reales.