La adolescencia se caracteriza por la búsqueda de la identidad sea esta sexual o social a través del grupo. Si hasta los 11 años lo básico para un niño/niña es la familia, para un muchacho/a, la pandilla, la cuadrilla o el equipo son tan importantes que todo lo demás (estudios, familia o amigos de otro tiempo) pasa a un segundo término o desaparece por completo.

Son las normas de grupo las que van a dirigir las conductas de los adolescentes, normas que, por lo general, se imponen rígidamente y no se sabe muy bien de qué misterioso modo se trasmiten y perpetúan, y se refieren a modos en el vestir, en el hablar y en el actuar.

Cada grupo pretende ser original pero en conjunto todos son idénticos; la publicidad entiende este fenómeno perfectamente e intenta controlarlo en su beneficio, desgraciadamente los adultos poco pueden hacer.

Fue Baden Powell, el fundador de los boys-scout, el que mejor enunció la solución: “A los adolescentes sólo pueden dirigirlos otros adolescentes”.

Algunos jóvenes bien formados son los que pueden ayudar a atravesar esta etapa a sus compañeros, por ello son muy importantes para superar este tiempo los grupos organizados de jóvenes donde puedan recibir información y educación.

La sexualidad es ante todo una cuestión de salud entendida en términos de bienestar, placer y armonía. La educación sexual de este momento no es sólo una cuestión de prevención de problemas, sino, y sobretodo, un elemento útil para promover el desarrollo de una visión positiva de la sexualidad.

Problemas como el extraordinario incremento de los embarazos no deseados entre adolescentes, la interrupción voluntaria del embarazo, la transmisión del sida, o las demás infecciones sexuales están directamente relacionados con el nivel de educación sexual de la población adolescente.

Buena educación sexual

La mayoría de los adolescentes conocen perfectamente los medios para impedir que estas cosas sucedan pero los prejuicios con respecto al sexo siguen actuando en ellos y no planifican sus relaciones sexuales. Nadie planifica hacer algo que cree que es malo o está prohibido.

La mayoría de las pandillas juegan a saltarse las normas, a jugar con el riesgo porque les hacen sentir poderosos y uno de estos riesgos es el sexo. Educarles en la responsabilidad es importante pero de nada sirve si no se les dan los medios.

Necesitan saber a qué se exponen sin alarmismos en los que no creen, también necesitan conocer con claridad los medios como las marcas de los preservativos, su precios, dirección del centro de planificación sexual más cercano.

Y finalmente, pero no por ello lo menos importante, necesitan estar seguros de que de equivocarse serán comprendidos y ayudados.

La mejor educación es la que no necesita calificativos, porque ser bien educado es ser respetuoso consigo mismo y con los demás.

Una buena escala de valores es el mejor equipaje para esa terrible travesía que llamamos adolescencia, tan terrible que la mayoría la hemos olvidado.

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