Del 16 al 30 de enero llega a Madrid una innovadora representación de la ópera clásica La flauta mágica, de Mozart. El Teatro Real acoge esta obra, estrenada en 2012 en la Komische Oper de Berlín, que ha viajado por medio mundo cosechando los mayores elogios.

¿Cuál es el secreto de su éxito? Una arriesgada pero a la vez acertada mezcla del mejor cine mudo de los años 20 y los personajes clásicos de la obra, de inspiración mitológica. El galán Tamino se transforma en una especie de Rodolfo Valentino, Pamina recuerda a Louise Brooks en Lulu, y el malvado Monostatos se da un aire al Nosferatu de 1922.

El simpático personaje de Papageno está caracterizado como el cómico Buster Keaton en sus primeras películas, con ese aire entre inocente y enternecedor que marcó sus interpretaciones.

Quizás el punto fuerte de la obra sea la escenografía, casi desnuda sobre las tablas, sustituida por una pantalla gigante en la que se proyectan animaciones realizadas en 2005 por Suzanne Andrade, Paul Barritt y su compañía 1927, afincada en Londres.

Las partes habladas de la ópera son cambiadas por los típicos carteles de las películas mudas, que, junto con Luke Green interpretando al pianoforte fragmentos de la Fantasía en do menor de Mozart, nos harán viajar en el tiempo hasta los gloriosos años 20.

El foso estará capitaneado por el director de la Orquesta del Mozarteum de Salzburgo Ivor Bolton, que liderará a la Orquesta y Coro titulares del Teatro Real.

Las entradas ya pueden comprarse desde la página web del teatro.