El boom de la colza en el campo español no llega al consumo humano por "miedo psicológico"

  • Su producción se ha cuadruplicado en España desde 2010 y la flor de esta oleaginosa creció el año pasado en un 59% más de hectáreas que en 2014 .
  • El consumo de aceite de colza es habitual en Alemania, Francia, Canadá o Reino Unido, pero no se encuentra en los supermercados españoles.
  • Es más barato, tiene propiedades nutricionales...  pero los 700 fallecidos en 1981 por una partida adulterada estrangulan su consumo en España.
  • "El 95% de las etiquetas de bollerías o mayonesas muestran como ingrediente 'aceite vegetal', pero en realidad es colza", dice un experto en nutrición.
Campo de colza con sus coloridas flores amarillas, en Guadalajara.
Campo de colza con sus coloridas flores amarillas, en Guadalajara.
JORGE PARÍS
Campo de colza con sus coloridas flores amarillas, en Guadalajara.

Al tradicional color ocre del trigo en los campos españoles, le ha salido competidor. Una alfombra de colza se extiende en la península en los últimos años y sus flores de intenso amarillo están cambiando la paleta cromática de la campiña. Su aceite es más barato, su cultivo es más rentable y los nutricionistas destacan sus propiedades. Pero en España toda la producción se exporta o se dedica a uso industrial. El consumidor... no quiere ni olerlo.

"La falta de demanda para uso alimentario es completamente achacable al recuerdo de la tragedia de 1981", explica un portavoz de ACOR, una cooperativa que agrupa a los productores castellanoleoneses de colza y que dedica íntegramente su colza a producir biodiésel. Aquel año  la manipulación de una partida de garrafas procedentes de Francia y vendidas de forma ambulante a un precio barato provocó la muerte a 700 personas y la hospitalización de otras dos mil.

La reputación de la colza se resintió y aquel episodio dejó un lastre en el consumidor. Comprar aceite refinado de esta planta para aliñar ensaladas o freír alimentos, se convirtió en tabú. Treinta y cinco años después aún no se encuentra en las estanterías. "Lo que sucedió desterró el aceite de colza para el consumo en España", comentan desde la asociación agraria UPA.

La flor amarilla se extiende un 60% más en apenas un año

Su producción, sin embargo, está protagonizando actualmente un auténtico boom en los campos españoles. Según el Ministerio de Agricultura el año pasado se cultivaron 68.440 hectáreas de colza, un 59% más que en 2014 y tres veces más que hace un lustro. La producción en 2015 también se ha disparado: las 144.000 toneladas recolectadas el pasado son un 36% más que en 2014 y cuatro veces más que las 35.900 cosechadas en 2010.

Abelardo es uno de esos campesinos que ha dado el salto de la colza. Sus vecinos de Galápagos (Guadalajara) se preguntaban qué eran esas bolitas negras que comenzó a sembrar en octubre, por primera vez, en sus 50 hectáreas de terreno. "Este año le he dedicado 9 hectáreas porque se paga mejor que el trigo, crece en cualquier tipo de tierra, no necesita mucho herbicida y se cogen buenas cosechas", explica este agricultor de 55 años.

Las organizaciones agrarias destacan además que la colza aporta beneficios al suelo para en la rotación de cultivos y que es una alternativa rentable por el precio bajo que se paga ahora por el trigo, el girasol y el maíz. Además, la producción de colza recibe una ayuda de la PAC de 40 euros por hectárea.

Producción de colza (MAGRAMA)

A Abelardo le llegó el soplo por agricultores vecinos y entre todos han empujado el cultivo de colza en Castilla La Mancha hasta las 17.332 hectáreas en 2015. Pero el rumor sobre la rentabilidad de esta planta ya es vox pópuli en toda España. En Castilla y León apenas se plantaban 500 hectáreas en 2005, pero en 2014 ya eran 20.000. También Andalucía, tierra de olivos, tiñe de amarillo sus campos; la superficie cultivada esta campaña ha ascendido a 3.740 hectáreas —un 256% más que en 2014— y la producción ha sido de 4.063 toneladas, casi el doble que el año pasado.

La colza le ha comido terreno además al girasol, cuyo cultivo se ha reducido un 15,6% en dos años (de 865.600 hectáreas a 739.260). La producción de sus semillas cae también espectacularmente en ese mismo período desde un millón de toneladas a 691.500, un 33% menos. "Se ha debido a la reducción de los rendimientos por los golpes de calor y la falta de precipitaciones de la primavera", comenta el ministerio de Agricultura sobre el girasol, la reina de las oleaginosas en España. En todo caso, su dominio ahora es menor: suponía más del 90% en 2013 y el año pasado bajó al 82%.

Producción anecdótica respecto a Europa, donde se consume como aceite de mesa

La producción de colza en España, sin embargo, palidece si se compara con sus vecinos europeos. La Unión Europea ha sido en 2015 el primer productor mundial con 21 millones de toneladas —copa el 33,5% del mercado seguida por Canadá y China— y su cultivo supone el 70% de la superficie dedicada a estas oleaginosas. Y tal es el boom mundial de la colza que, en un año negro para la cotización de las materias primas, ha sido junto al cacao uno de los pocos productos agrícolas que ha incrementado su precio.

Alemania y Francia son los dos países europeos que más colza producen y no solo lo hacen para fabricar aceites industriales, biodiésel o piensos animales, como España.  Tanto esos países europeos como Reino Unido o Canadá —donde se le denomina Canola Oil— el aceite de colza se consume normalmente en la mesa de los hogares por dos motivos: un precio más reducido que el aceite de oliva o girasol —cuesta apenas un euro por litro— y por sus distintivos beneficios alimenticios.

"Es un producto interesante", afirma Juan Revenga, experto en nutrición. "Su sabor y olor es inferior al aceite de oliva, pero tiene menos grasas saturadas y ofrece un mayor aporte de Vitamina E y de Omega 3. Es una aceite que podría utilizarse perfectamente para freír, como se hace en otros países".

El Panel Ministerial de Consumo Alimentario refleja que los españoles consumimos un 10,9% menos de aceite de oliva que hace un año: 8,2 litros por persona (de enero a noviembre de 2015), por los 9,2 litros en el mismo periodo de 2014. Su encarecimiento ha sido uno de los motivos para frenar su consumo: el precio en 2015 fue un 23,6% mayor que el año anterior, según el INE.

Evolución del consumo por tipos de otros aceites (MERCASA)El girasol tampoco presenta mejor cara: se consumieron 3,1 litros por persona en los once primeros meses de 2015, un 3% menos que en el mismo periodo del año pasado. ¿Y el resto? Los aceites del maíz, soja, semillas u orujo suponen solo un 7% del total, pero su consumo crece un 233% desde 2010: de 0,3 litros por persona en aquel año, a 1 litro.

¿Y el aceite de colza? No está entre los consumidos. Y eso, a pesar de ser más barato, del boom de su cultivo y de sus propiedades. "En el imaginario colectivo, el consumidor tiene más miedo psicológico al aceite de colza que a los transgénicos, ¡es como si les pusieses cianuro en la ensalada!", exclama Revenga.

Los distribuidores también ven complicado que el aceite de colza regrese a las estanterías de las tiendas. "El aceite de oliva es un elemento básico en la alimentación y en España quien decide abaratar su compra opta por cambiar al aceite de girasol", asegura un portavoz de Asedas, la patronal de la distribución y los supermercados.

Tanto recelan los productores del rechazo del consumidor a leer la palabra "colza" en la etiqueta que, según Juan Revenga, se camufla su uso real en algunas productos. La ley de etiquetado RE 1169/2001 obliga a especificar la materia prima que existe detrás del término "aceite vegetal" presente en productos como bollerías industriales, platos preparados, pizzas o mayonesas. "En el 95% de los casos, esos aceites vegetales son colza. La picaresca de algunas marcas es camuflarlos como aceite de nabina o canola... que son nombres alternativos de la colza".

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