Cibercentros: feudo de ‘frikis' en verano

  • Los juegos en la red absorben durante horas a jóvenes y mayores.
  • Los locales sirven también para entablar relaciones personales.
Varios jóvenes juegan en red en el cibercentro Bbigg, de Zaragoza.
Varios jóvenes juegan en red en el cibercentro Bbigg, de Zaragoza.
FABIÁN SIMÓN
Varios jóvenes juegan en red en el cibercentro Bbigg, de Zaragoza.

«Internet me permite conversar y compartir un café con mi familia que vive en Colombia, a kilómetros de distancia", comenta sonriente Luz Elena, mientras se dispone a conectarse a la red como todas las mañanas.

Luz Elena trabaja en el centro Ciber Ví@, al que acuden a diario decenas de extranjeros para hablar con paisanos a través de los servicios de locutorio o vía ordenador.

Con la llegada del verano, los cibercentros zaragozanos se han llenado de gente deseosa de entablar nuevas amistades a través de la red o de contactar con amigos y familiares que habitan en otras ciudades. Este es el caso de Daniel, un asiduo al céntrico cíber Bbigg. « Vengo todos los días a chatear con mis amigos y, ¿por qué no?, a conocer gente», comenta sin soltar el ratón del ordenador.

Algo más que necesidad

Muchos son los que aseguran que el ritmo frenético de la sociedad actual no les ofrece el suficiente tiempo libre como para salir y encontrar a su media naranja. Por eso deciden hacerlo a través de internet y si es en un cíber, mucho mejor, ya que allí, quizás en el ordenador de al lado, pueden conocer a gente interesante y con las mismas aficiones que ellos.

Lo reconozco. Soy un friki ¿y qué pasa?", comenta Enrique
Pero si hay algo que triunfa
entre los cibernéticos son los juegos en red, que ya han obligado a muchos centros a abrir durante casi toda la noche los fines de semana.
Algunos pasan hasta 7 y 8 horas diarias frente al ordenador, entre «batallas» y «vidas alternativas».

«Lo reconozco. Soy un friki ¿y qué? Pero seguro que los que critican este tipo de juegos se aburren más que yo», comenta, entre pícaro y desafiante, Quique, que no quiere salir en la foto por que, en teoría, «no debería estar allí».

Una vida frente a la red

Daniel Argomániz. 35 años. «La red conserva amistades»

Utiliza el ordenador para conversar. No tiene ordenador en su casa y recurre a los cibercentros para chatear con amigos de otras ciudades o de la propia Zaragoza. «Muchas veces vivimos al lado y no nos vemos en años», afirma. También conoce gente a través de internet.

Luz Elena Montes. 37 años. «Internet acorta distancias»

Toma café cada día con su familia frente al ordenador. Hace ya algún tiempo que llegó de Colombia, pero echa de menos a su familia como el primer día. Por ello se conecta cada mañana a la red, con micro y webcam, para desayunar con los suyos a kilómetros de distancia.

Joaquín Morte. 50 años. «Más deporte y menos cíbers»

No entiende qué encuentran los jóvenes en la red. Es la primera vez que acude a un cibercentro y lo hace por necesidad. Observa incrédulo cómo muchos jóvenes se entretienen jugando con el ordenador. «Lo que tienen que hacer es más deporte y relacionarse con la gente», comenta.

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